No siempre los buenos recuerdos están asociados a los títulos. José Luis Villanueva no pudo ser campeón con Racing. Dice que lo hubiera querido. Dice que lo soñó muchas veces. Pero no se le dio. Sin embargo, aunque le tocó transitar una época de escasas sonrisas, sembró un buen recuerdo en los hinchas. Defendió la camiseta celeste y blanca entre 2005 y 2006. Y la del Vasco da Gama en 2008. Por eso es una buena carta para conocer con qué se va a encontrar la Academia cuando visite el jueves el Estadio São Januário por la cuarta fecha del Grupo 5 de la Libertadores.

“Vasco da Gama es un equipo que pasó por varias crisis institucionales en el último tiempo. Es un club con mucho peso histórico en Brasil porque fue el único que se opuso a que no dejaran jugar a los futbolistas negros. Y eso es una marca que perdura pese al paso de las décadas”, comenta para enmarcar el entorno con el que se cruzará Racing cuando pise Río de Janeiro. ¿Y la cancha? “Los brasileros lo llaman la caldera. Tiene forma de barco, que es la insignia del club. Atrás del arco sur, está la estatua de Romario y hay un mástil de un barco. Hasta hace algunos años, los bancos de suplentes estaban atrás del arco. Es un terreno difícil pero la Universidad de Chile ganó”, detalla al momento de recrear el escenario en el que los muchachos de Eduardo Coudet buscarán el tercer triunfo en esta edición de la Copa.

Su análisis de este Racing es también muy preciso: “Es de lo más fuerte de la Copa pero Cruzeiro y la U de Chile darán pelea. Nery Domínguez es de los mejores volantes centrales que vi en las últimas temporadas. De Lautaro Martínez no hace falta ni hablar: es peligrosísimo y creo que sabe dónde quiere llegar. Centurión está muy bien y a Lisandro le sobra jerarquía. Como si fuera poco, los centrales juegan como si se conocieran de toda la vida y tienen gol. Y, por último, Coudet tiene algo que marca la diferencia: hace que sus equipos demuestren en la cancha su propio espíritu”. 

Villanueva nació el 5 de noviembre de 1981 en la capital chilena pero cuenta que su vínculo con la Academia empezó antes de su arribo al Cilindro: “Vi el tema de la quiebra  a la distancia y, aunque no sé bien por qué, me encariñé. Soñé con jugar en tres equipos: Racing, San Pablo y Paris Saint Germain. Y Racing me conquistó para siempre”. En su memoria, hay una alegría imborrable: “Cuando hice mi primer gol en San Lorenzo, le gané en el salto a Paolo Montero y celebré como lo hacía Marcelo Salas. Sentí que en ese momento no le podía pedir más a la vida”.

Los grandes momentos se atesoran para la eternidad y Villanueva, hoy dedicado al periodismo en su país, guardará para siempre ese aroma que respiró en el Cilindro.