De principio a fin, de arriba hacia abajo, de un lado hacia el otro. Racing viajó hasta el Estadio Mario Alberto Kempes con la misión de regresar al triunfo y lo hizo de la mejor manera, apabullando a Talleres y demostrando que le sobra jerarquía individual y jerarquía para soñar con el título. Fue victoria por 3 a 1, fue producto de un rendimiento de altísimo nivel y fue una nueva muestra de que la permanencia en lo más alto de la tabla de posiciones es una consecuencia lógica de lo que sucede en la cancha.

La contundencia fue la primera virtud del conjunto de Eduardo Coudet. Apenas indicaba dos minutos el reloj cuando Ricardo Centurión capitalizó un avance profundo que contó con un giro bárbaro de Jonatan Cristaldo para meter la pelota adentro del área. A partir de ahí, todo se le volvió sencillo a Racing. Matías Zaracho, otra vez entre los titulares, asomó como eje porque supo estar en todas partes y porque aportó la lucidez conceptual necesaria para imponerse en el desarrollo. Los otros volantes se asociaron bien y la presión tras las pérdidas resultó eficaz ya que, desde lo táctico, Racing consiguió igualar el diagrama del dueño de casa y fue agresivo en el uno contra uno.

El segundo llegó a los 22 y desde los doce pasos. Lisandro López, clave en cada intervención, no falló ante Guido Herrera luego de que el arquero local derribara a Cristaldo dentro del área. Con el capitán como estandarte, a nadie le llamó la atención que la visita se fuera al descanso con una ventaja más que considerable. Parecía encaminada la alegría de la Academia y el segundo de Licha en su cuenta personal -11 lleva en el campeonato-, a los cinco del complemento, terminó de darle forma al triunfo. La magnífica maniobra que precedió a la conquista fue la muestra más elocuente del estilo desde el que Racing le da argumentos a su ilusión. 

Junior Arias descontó a los 27 y le puso una mínima dosis de suspenso al partido. Talleres se adelantó con más ímpetu que otra cosa y la Academia resistió sin mayores zozobras. Neri Cardozo, Julián López y Brian Mansilla entraron a poco del cierre para renovar las energías de un equipo algo cansado después de haber apelado a la intensidad para someter a su adversario. Seguro de cada paso que da, Racing mira el futuro con optimismo. Y no es para menos: está allá arriba, encima de todos.