Sin brillo pero con constancia, sin calma pero con corazón, Racing no dejó escapar la chance de terminar el año con una victoria y le ganó a San Martín de San Juan por 1 a 0 en el Cilindro para ratificar que tiene decidido pelear por la gloria. Con Lisandro López como bandera, la Academia, que se acostumbró a sonreír, sumó su undécimo triunfo en la Superliga y le dio continuidad a la promesa de entregarse al máximo para mantener de pie el sueño de ser campeón. 

Fue un vendaval que buscó atropellar todo lo que se pusiera enfrente. Con el ímpetu de quien se sabe obligado, el equipo de Eduardo Coudet demoró poco y nada en generar riesgo en serio delante de Luis Ardente. En los primeros cuatro minutos, dos oportunidades nítidas a través de envíos aéreos. Rápido para recuperar en campo contrario, con Nery Domínguez suelto para buscar el pase filtrado, el dominio resultó abrumador durante el primer cuarto de hora. Las ocasiones se sucedieron pero la puntería falló y, lentamente, con diez hombres destinados exclusivamente a interrumpir, la visita se fue acomodando a un desarrollo que ya no se le hizo tan complejo. Incluso, con espacio para correr, San Martín aprovechó algunas desatenciones en el retroceso local y se arrimó hasta el área de Javier García. Licha López puso la cabeza a los 34 para abrir la cuenta y tranquilizar el panorama. Sin embargo, aunque arriba en el marcador, Racing se fue al descanso con la preocupación de que le patearon al arco ocho veces, algo poco frecuente en Avellaneda. 

Lo que era un indicio se transformó en una realidad desde el comienzo del complemento porque a la Academia le costó descansar desde la posesión y dividió la tenencia más de lo que suele hacerlo. Con Augusto Solari en lugar de Ricardo Centurión, el equipo no consiguió sostener la intensidad del tramo inicial de la noche y, ante la presión alta de los sanjuaninos, expuso algún déficit al momento de resolver cómo saltear ese adelantamiento del adversario en el campo. Pese a eso, Racing se las arregló para producir algunas posibilidades claras que no fueron resueltas con eficacias. El incierto escenario empujó a San Martín y obligó a que Javier García se luciera con una atajada espectacular cuando más crecía la ansiedad. El ingreso de Neri Cardozo por Guillermo Fernández buscó darle aire a un mediocampo que parecía con menos recorrido que de costumbre y la entrada de Lucas Orban pretendió consolidar el resultado con una línea de cinco.

Aunque todavía falta mucho, nadie es capaz de quitarle la ilusión a un Racing que, a paso firme, ya se pasea orgulloso sabiéndose el puntero del año.

Crédito fotográfico: Fotobaires.