Tenía hambre. Faltaba más de una hora para el arranque del partido y le hacía ruido la panza. Pensó en un choripán. Miró a uno de los tipos de seguridad vestidos con un chaleco amarillo, hizo el gesto de llevarse un sándwich a la boca y recibió la respuesta que esperaba: un dedo índice le señaló hacia dónde dirigirse. Acostumbrado a deambular por estadios entrados en años, cuando llegó hasta la zona gastronómica pudo cualquier cosa menos evitar la sorpresa: un imponente buffet lo esperaba con una amplia y variada oferta de alimentos. Y ahí cayó en la cuenta de que estaba en San Pablo por ver a Racing. Y ahí cayó en la cuenta de que estaba en el Arena Corinthians.

Imponente lugar, las dimensiones, el orden y la arquitectura ostentan la capacidad de dejar a cualquiera con la boca abierta. Hace de local el club que más hinchas tiene en la ciudad según casi todas las estadísticas al respecto. Bien cerca del arco en el que Enrique Triverio le convirtió a Cássio a los 28 del segundo tiempo en el empate 1 a 1 por la Sudamericana 2017, asoman barrios en los que a mucha gente le cuesta llegar a fin de mes. Pero eso no impidió que, en el marco de la Copa del Mundo 2014, se decidiera invertir millones y millones de dólares para construir un escenario deportivo en el que, por poner tan solo un ejemplo, cada vestuario cuenta con más de 20 duchas para los protagonistas. 

Hay otros detalles que permiten comprender la categoría de un estadio catalogado con cinco estrellas. Posee una sala de conferencias de prensa de nivel internacional, un juzado con una sala de detenciones –algo que Racing empezó a imitar desde el encuentro ante Huracán- y un área de restaurantes que parece un shopping. Como si fuera poco, un centro de salud, que no es lo mismo que una salita, emerge en el cuarto piso para garantizar la solución de los problemas de primeros auxilios que puedan sucederles a los espectadores. 

En el Arena Corinthians se jugó el primer compromiso del Mundial 2014: Brasil venció a Croacia por 3 a 1 el 12 de junio. La Selección venció allí a Suiza por los octavos de final -1 a 0, gol de Ángel Di María- y a Holanda, por penales, en las semifinales. La envergadura de esos partidos demuestra la importancia de San Pablo como sede del torneo más prestigioso del planeta. 

A un lugar que ya conoce, con la ilusión renovada, irá la Academia para buscar arrancar con el pie derecho una nueva participación continental. En un terreno de lujo, la expectativa es que el mejor fútbol celeste y blanca aflore para que las sonrisas también lleguen.