Fútbol Masculino

Capitán, goleador y símbolo

Domingo 31 de Marzo de 2019
Lisandro López, el emblema del campeón, desde una mirada íntima.
Capitán, goleador y símbolo
Hubo un momento –tal vez, más de un momento- en el que creyó que jamás se le iba a dar. Puteó por lo bajo, se preguntó qué estaba haciendo ahí y caminó el vestuario de un lado a otro intentando encontrarle una explicación a tanto sufrimiento. Incluso, en algún instante de frustración, hasta consideró la posibilidad de irse. Pero se quedó. Se quedó porque los sueños son así, se empecinan en permanecer hasta en los ratos en los que la lógica sugiere fugarse. Y ahora está ahí, la sonrisa ancha, el dedo en la sien, las lágrimas en las mejillas, el abrazo a sus compañeros, los labios en el escudo, el orgullo a flor de piel, la voz que se quiebra cuando hay que describir lo que se siente.

Según el censo de octubre de 2010, en Rafael Obligado viven menos de 1.000 personas. Ahí nació Lisandro López el 2 de marzo de 1983. Lichi lo llaman todos en sus pagos. Cada vez que regresa, lejos de los flashes que lo intimidan en el Cilindro, se calza las ojotas y se transforma en uno más. Lo dijo en alguna de las decenas de entrevistas que concedió desde que volvió a la Academia a principios de 2016 con el objetivo de ser campeón en el club que lo vio nacer: “Soy un perro verde. Firmaría volver a ser un desconocido el día que me retire”. A Racing llegó después de romperla en unos Juegos Bonaerenses. Ya no era tan chico. Lo tentó Miguel Micó y debutó el 14 de junio de 2003 a los 20. Fue el comienzo de algo grande.

El 18 de febrero de 2017, en un amistoso ante Huracán, Licha sufrió una lesión en la rodilla derecha que lo marginó de las canchas durante más de dos meses. Muchos creyeron que no iba a volver a ser el mismo. Vio cómo se le escapaba la chance de pelear la Sudamericana de esa temporada y vio sentado en el banco cómo Independiente se quedaba con el clásico en el Cilindro. El gol no se le daba con facilidad y hasta tuvo que soportar críticas que ponían en discusión su talento y su rol de referente. Pero se quedó. Eligió quedarse y arrancó el 2018 con la ilusión renovada. Lo sabía: estaba delante su última oportunidad.

Sin Lautaro Martínez en el plantel, el capitán asumió también el rol de goleador y abrió el camino en la Superliga con una gran definición en Tucumán. Fue el primero de 17. Difícil resultó para propios y extraños no rendirse ante su notable influencia adentro del césped. Ejerció de símbolo afuera del terreno también: en pleno debate sobre la profesionalización del fútbol femenino, a nada de la definición del título, se sentó junto a Florencia Romero, la capitana de la Academia, para charlar con la gente y dejar en claro que el derecho a jugar es de todas y de todos. Otro ejemplo de que valía la pena quedarse a respirar en celeste y blanco.

Licha creyó en un momento que la felicidad, Racing y él no eran compatibles. Se equivocó. El sueño de su vida deportiva se cumplió un domingo en Victoria. Por eso hoy sonríe. Y se lo merece.

Notas relacionadas

"Todavía falta mucho"

Fútbol Masculino

Cerca de lo ideal

Fútbol Masculino

"Hay que levantarse y seguir"

Fútbol Masculino