Fútbol Masculino

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Domingo 31 de Marzo de 2019
Racing empató 1 a 1 con Tigre en Victoria y se consagró en la Superliga. Augusto Solari hizo el gol. Es el decimoctavo título oficial de la Academia en Primera División.
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Sí, sí señores. Sí, sí, señoras. Escuchen, miren, disfruten. Lo tienen ahí. Lo tienen delante de sus ojos. Racing es campeón. Racing es el campeón del fútbol argentino. De nuevo. Por decimoctava vez en su historia. En la historia del primer grande. Empató 1 a 1 en Victoria, con Tigre, por la vigesimocuarta fecha de la Superliga. Y dio la vuelta. Como su gente pedía. Como su equipo merecía. Con 56 puntos. Con un fútbol de alto vuelo. Con un corazón enorme. Y por eso festeja ahora.

¿Alguien acaso podía imaginar que el equipo de Eduardo Coudet iba a intentar hacer otra cosa? Si llegó hasta acá jugando de una forma, de esa forma debía plantarse en la cita decisiva. Y así lo hizo. Con la pelota y el campo a su favor, con Matías Zaracho como armador, la Academia buscó imponer condiciones desde el arranque. Paciencia para mover la pelota de un lado a otro y lucidez para encontrar huecos a los costados de Sebastián Prediger. Pol Fernández, recostado contra la izquierda, halló sitio para lastimar y su sociedad con Eugenio Mena produjo peligro. Sin embargo, la más clara vino desde el otro sector y, carambola mediante, Darío Cvitanich falló una ocasión inmejorable. Un rato más tarde, Lisandro López dispuso de una chance bárbara que el arquero se encargó de eclipsar. Gabriel Arias apenas tuvo que controlar algún remate de media distancia y el cero sonó injusto cuando llegó el descanso. 

Fuegos artificiales de por medio, Tigre pareció revitalizado en el complemento. Presionó más alto y equilibró la tenencia, aunque sin llegar a producir situaciones. Como el fútbol es un misterio irresoluble, Racing dio con el gol justo cuando no dominaba el desarrollo: iban 11 cuando Gonzalo Marinelli se equivocó feo y Augusto Solari aprovechó para dejar su sello en la red. Sin margen para especular, los locales arriesgaron con los cambios y los de Avellaneda se acomodaron a la espera del espacio. Neri Cardozo reemplazó a un agotado Solari y Lucas Orban hizo lo propio por Cvitanich. 

La Academia, de contragolpe, pudo haber liquidado el encuentro pero no le salió la estocada en los últimos metros. Hubo una de Licha que dio en el travesaño y varios avances a los que les faltó algo de precisión. Sin sufrir pero con la tensión de estar a nada del objetivo, Racing atravesó el final con la certeza de no desviarse del camino. Así escuchó el silbato. Así se consagró. Así volvió a gritar campeón.

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