Fútbol Masculino

El Obelisco, de celeste y blanco

Lunes 01 de Abril de 2019
Una multitud copó el Centro para celebrar el decimoctavo título de la historia del club. El plantel se paseó en un micro descapotable para recibir la ovación de la gente. La familia académica dijo presente.
El Obelisco, de celeste y blanco
Hay un momento en el que parece que el mundo se detiene. No importa ninguna otra cosa. Ni a cuánto está el dólar ni el precio de la leche. El aire huele a celeste y blanco, los ojos se llenan del color del campeón. Son miles y miles. Los bebés van a upa de sus padres y se empapan del grito sagrado. Las madres reparten abrazos como si fueran caramelos. El micro descapotable aparece desde el norte. Lisandro López encabeza la caravana como encabezó el andar del equipo a lo largo de todo el torneo. Se lo nota feliz. La gente canta que de la mano de Licha López. El capitán mueve una bandera de palo de acá para allá. Cerca, el Chelo Díaz, celular en mano, registra todo lo que sucede alrededor del Obelisco.

Los vendedores ambulantes hacen colapsar las veredas de la calle Corrientes. Sobre la 9 de Julio, los autos estacionan quebrando todas las normas de tránsito. Sólo interesa festejar que Racing, con un campañón colgado sobre la espalda, se consagró campeón en la cancha de Tigre. Hay un nenito que va y viene, salta y baila, con una bandera colgada sobre el cuello. Clava la mirada en otro que se trepa a un semáforo y agita el brazo derecho como queriendo tocar el cielo. Un hincha entrado en años se le acerca y le cuenta que durante décadas fue una rareza que la Academia festejara con este ritmo. Le asegura además que eso de las buenas ya van a venir forma parte de un pasado que no hay que olvidar pero tampoco repetir. Y lo invita a entonar, una vez y otra vez y otra vez, la palabra campeón.

El micro se va yendo pero del Obelisco no se mueve nadie. Las pizzerías de la zona estallan. No hay lugar para sentarse y muchos eligen comer de parados. Los hits de la tribuna invaden la madrugada. La marea racinguista se expande. Los colectivos y los autos avanzan por la noche de otoño y la música no se termina nunca. Racing es campeón y eso justifica el insomnio. Racing es campeón y eso es suficiente para respirar. Racing es campeón y la alegría es nuestra. 
 

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