Más que números. Racing ha sido, en esta Superliga, más que eso. Porque, aun con desniveles y matices que desdibujaron el alto perfil de la temporada anterior, la del reinado, se propuso conservar los rasgos que lo hicieron reconocible. Con aciertos y errores, con demoras, en algunos tramos del torneo recortó su figura y, entonces, eso lo tradujo en cifras concretas. Porque con el 2-1 de la última fecha del campeonato ante Estudiantes, en el remodelado y bonito Uno (así le dicen al estadio Jorge Luis Hirschi), acabó como uno de los tres equipos que compartieron la tercera ubicación (por diferencia de gol, el orden fue Vélez, Racing y Argentinos, todos con 39 puntos) y el que menos veces cayó, con apenas un par de derrotas.

En la noche del lunes 9 de marzo hubo cambios de nombres pero no de objetivos ni de la manera de aplicarse a ellos. Porque la rotación que ya rige por una doble competencia generosa, con apenas un corte a fin de marzo a la rutina de dos partidos por semana, no llevó a una deserción en los modos ni en la búsqueda. Es cierto que faltó fluidez, algo hasta previsible con más de la mitad de intérpretes que de recambio, pero Racing no cedió en la postura ofensiva, en ocupar posiciones lejos de su arco ni en intentar una supremacía establecida en función de lo colectivo.

Pese a una baja prematura (Mauricio Martínez no completó el primer tiempo por una molestia en el posterior izquierdo), el equipo de Sebastián Beccacece se acomodó y fue superando obstáculos, con un primer tiempo en extrema cionfianza de Alexis Soto y Benjamín Garré. Lateral zurdo y delantero por derecha hilvanaron para el 1-0 a poco del cierre de la etapa inicial. Porque hubo centro largo y exacto de Soto, de banda a banda, conntrol, gambeta y centro del chico ex City, amago de Matías Zaracho y definición de primera de Héctor Fértoli, ubicado en el centro del área grande.

Estudiantes, salvo un cabezazo de Retegui y el descuento de Estévez sobre el final, no inquietó con continuidad. Y Racing sí lo hizo, no tanto por abrumar a Andújar más allá de que pudo haber convertido una vez más, sino por el desgaste y frustración que le provocó a un rival que, siempre, corrió atrás de la circulación ajena. ¿Le faltó algo al team de Beccacece? Tal vez, una dosis mayor de aceleración y salida vertical para que ese patrimonio del balón se tradujera en más llegadas profundas. Aparecieron los puntas con gol, con un segundo festejo por un excelente remate cruzado de Jonatan Cristaldo, se replicó el protagonismo y hubo apego a la construcción paciente. Que sigan los aplausos...