La intuición no falló: Belgrano, ascendido en la temporada 2022, ofreció resistencia con un bloque bajo compacto que integró, sin pelota, con una línea de cinco, una de cuatro en zona de volantes y apenas Vegetti como referencia de ataque para una salida rápida.

A Racing le llevó poco más de 20 minutos acomodar la secuencia de pases para encontrar espacios. Y cuando lo hizo generó situaciones que en el primer tiempo debieron haberle dado ventaja. Dos veces el VAR determinó que el cero propio no se quebraba, la primera con un zurdazo de Rojas que picó en la línea y la segunda con una estupenda definición de Romero en posición adelantada de milímetro. Incluso un cabezazo de Sigali que atrapó Losada también podría haber representado el 1-0. Belgrano apenas llegó con un remate que tapó Arias, en una desproporción que fue símbolo del mayor control ejercido por la formación de Fernando Gago.

En la segunda parte se profundizó la tendencia, con el visitante sin presencia en ataque –ni siquiera salió en contra- y con Racing en dificultades para hilvanar una cadena de toques rápidos y verticales. Racing, claro está, concentró la posesión, pero le costó romper la doble trinchera de Belgrano por una combinación de factores: mucho pase largo que fue rechazado en la altura, poco desequilibrio en el mano a mano y escasez de pared corta en velocidad.

Pudo y debió haber sido triunfo ante un rival que refugiado en sus últimos metros. Racing ya sabe de qué se trata…