Efemérides

Ídolos académicos: García, la fantasía chueca

Sábado 23 de Agosto de 2014
Fenómeno indiscutible, el mejor puntero izquierdo de la historia del fútbol argentino pasó por Racing entre 1936 y 1944 y dejó un recuerdo imborrable. Dueño de la banda izquierda, genio cuando se pegaba a la línea de cal, falleció el 21 de agosto de 1969. Su zurda perdura en la memoria colectiva. 
Ídolos académicos: García, la fantasía chueca
Primera verdad que está clara: la historia no empezó ayer. Segunda verdad indiscutible: la historia merece ser contada. Tercera verdad irrefutable: es fundamental conocer la historia para saber quién es uno y hacia dónde va uno. Racing, con 111 años de vida, con un pasado repleto de gloria, tuvo a lo largo de tantos años símbolos que forjaron la identidad del club, que desataron el amor de multitudes y que le entregaron la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso, como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. 

El rey de la improvisación, el emblema de la imaginación, el símbolo de la gambeta, el referente de la fantasía. Todo eso, y algo más también, era este fenómeno de la pelota, del fútbol y del sector izquierdo del terreno. Talentoso al mango, capaz de inventar con el balón en los pies lo que no estaba inventado hasta el momento, Enrique García divertía a los suyos y a los rivales con una habilidad irrepetible. Por suerte, Racing lo disfrutó entre 1936 y 1944 y gozó con un jugador de esos que aparecen muy cada tanto. Nacido en Rosario el 20 de noviembre de 1912, llegó a Avellaneda luego de mostrar sus virtudes en Las Rosas, en Brown, en Gimnasia y Esgrima de Santa Fe y en Rosario Central. Según cuenta la leyenda, la Academia lo pagó 38.931 pesos y amortizó la inversión con tanta magia.

¿Rebelde sin causa? Nada de eso. Sí defensor de lo que suele denominarse la esencia del juego. “Soy enemigo de todos los sistemas tácticos: atentan contra la belleza, no hay preciosismo ni improvisación”, declaró alguna vez "El poeta de la zurda" cuando el imperio de la táctica daba la sensación de avanzar sobre las libertades en el terreno. Coleccionista de múltiples apodos, la forma de sus piernas lo hizo merecedor del clásico chueco, al que adoptó como su segundo nombre. Jugó en total 233 partidos para Racing y estampó su sello en la red 78 veces. Su estreno ocurrió en el estadio de Platense, frente a Tigre, en una derrota por 2 a 1. De ahí en más, lógicamente, no perdió jamás el puesto.

En la Selección, fue pareja de Antonio Sastre, figura de Independiente, y de José Manuel Moreno, de River. Durante mucho tiempo integró la elite futbolística del país. Gastado por las lesiones, su último encuentro con la Academia fue el 17 de septiembre de 1944 en un empate sin goles frente a San Lorenzo. No mucho antes, soltó en el vestuario local una de sus frases más famosas ante la mirada atónica de un masajista que aspiraba a poner sus manos en la pierna derecha del zurdo: “Esa no, dejala así nomás, que la tengo de palo…”. 

Lamentablemente, murió joven, el 23 de agosto de 1969, a los 56 años. Hoy, en un nuevo aniversario de su partida, Racing alza la voz para cantar con orgullo que semejante tipo vistió su camiseta.