Fútbol Masculino

Goles para alimentar la esperanza

Miércoles 25 de Febrero de 2015
Racing ratificó el buen nivel mostrado en Venezuela y derrotó por 4 a 1 a Guaraní en el Cilindro. El equipo de Diego Cocca fue superior a su rival y se impuso merecidamente. Gustavo Bou convirtió tres goles y fue la figura. Diego Milito anotó el restante. 
Goles para alimentar la esperanza
Un aplauso y otro aplauso y otro aplauso más. Una catarata de aplausos cayó y no paró de caer en un Cilindro que disfrutó y disfrutó del hombre que lo condujo a la victoria. Fue Gustavo Bou el que caminó con la cabeza gacha, con un dejo de timidez ante tanta muestra de cariño, cuando le tocó abandonar el terreno. El goleador, autor de tres tantos en el indiscutible triunfo por 4 a 1 ante Guaraní, fue la gran estrella de una noche con muchas estrellas celestes y blancas. Por la segunda fecha de la Copa Bridgestone Libertadores, Racing caminó nuevamente con solidez y su gente lo agradeció. Racing dio así un paso más en el torneo continental y se afirmó en la cima del Grupo 8. 

Juego y ritmo. De los dos equipos, por todos lados. Un ida y vuelta capaz de cautivar desde la primera pelota. Recién se había jugado un ratito de partido cuando Luciano Lollo lo buscó largo a Washington Camacho para que el uruguayo lanzara al área. El rebote lo capturó el propio Camacho y el tiro sacudió las uñas de Alfredo Aguilar. Un aviso inicial de un conjunto que no quería ceder ni un centímetro del protagonismo. La visita tampoco abandonó su destino a la suerte y, cada vez que pudo, aseguró la tenencia del balón a partir de generar superioridad numérica en el centro del campo. Ezequiel Videla y Luciano Aued estuvieron seguido en desventaja y no pudieron recuperar con comodidad. Sin embargo, cuando el conjunto de Diego Cocca quitó, intentó progresar en el terreno de manera prolija. La salida desde abajo de Yonathan Cabral fue la vía preferida para avanzar y la habilidad de Camacho, la carta principal para abrir huecos.

Era un duelo de posesiones largas, era un encuentro de paciencia. Ambos equipos movían la pelota con criterio y se sentían cómodos cuando disponían de la iniciativa. Sebastián Saja tuvo trabajo. Bastante trabajo: un disparo que salió pegado al ángulo inferior derecho y otro tiro al mismo rincón luego de un córner desde la derecha. Pero, además, muchas veces los paraguayos anduvieron por las inmediaciones de su arco. Sobraban las insinuaciones en las áreas porque el dueño de casa también atacaba. Pero lo que no asomaba era la resolución final. A la media hora, se produjo la primera chance clarísima de la noche: Diego Milito, después de una buena combinación con Camacho y con Gustavo Bou, quedó de cara al gol pero remató por encima del travesaño. Se estiraba la tensión en el resultado.

Parecía que se diluía el tiempo sin la respuesta que el Cilindro demandaba. Hasta que apareció Bou para decir presente. El reloj indicaba exactamente 43 minutos. Lollo jugó largo para Milito y el capitán, con un giro fantástico, dejó desairado a su marcador. Bou recibió el toque corto, levantó la cabeza, se perfiló para probar suerte y no dudó en patear. La pelota picó como un rayo y agarró efecto. Aguilar puso las manos pero no alcanzó a controlar. El tiro se le metió con lo justo, incluso con algo de suspenso, y Racing convirtió cuando más lo precisaba. Era la forma ideal de irse al descanso.

Lo mejor, sin embargo, fue el arranque del complemento. Por contundencia, por intensidad, por compromiso. Lollo se calzó el traje de asistidor y construyó un pase largo extraordinario para la entrada libre de Camacho por izquierda. El volante controló a toda velocidad, lo ubicó a Milito y se la dio. El capitán, cuando recién iban 3 minutos, solamente tuvo que empujar a la red para ampliar la diferencia. La tranquilidad pareció posarse sobre Avellaneda y Racing comenzó a manejar los hilos de un desarrollo que, a esa altura, le era muy favorable. De contragolpe, Bou pudo haber liquidado el partido pero eligió mal al instante de terminar la acción y le dio vida a Guaraní.  

Cocca buscó mantener la dinámica en la línea de mediocampistas y mandó al campo a Gastón Díaz por Acuña. Pero, antes de que la apuesta pudiera dar rédito, la visita encontró el descuento y se puso en partido. Federico Santander, de pasado en el club, aprovechó una interesante maniobra colectiva a los 19 para anotar con la ayuda de un rebote. El suspenso se instaló de nuevo en la escena. Brian Fernández reemplazó a los 23 a Milito, que se retiró envuelto en ovaciones. Guaraní tomó impulso con la conquista y se adelantó en la cancha. A la Academia le costaba retener la pelota y se le hacía larga la noche. Se tornaba fundamental hallar cómo golpear.

Una ráfaga. Una ráfaga de algo más de 180 segundos que terminó con la posible incertidumbre. A los 36, Fernández capitalizó un mal cálculo de la defensa visitante, se escapó por afuera y tocó hacia adentro. Bou, a la carrera, marcó para desatar el grito contenido. Y, a los 38, fue Camacho el que aceleró contra la raya y el que envió un buscapié al segundo palo. Bou -otra vez Bou- estuvo en el lugar exacto para darle contorno de goleada a la victoria. De ahí hasta el cierre, más allá del ingreso de Oscar Romero por el goleador, únicamente hubo que repasar los argumentos que le permiten a Racing liderar hoy el Grupo 8 e ilusionarse con seguir peleando en todos los frentes.

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