Fútbol Masculino

Un domingo de triunfo

Domingo 29 de Marzo de 2015
Racing volvió a la victoria en el Cilindro y sigue peleando en todos los frentes. Fue por 2 a 0 ante San Martín, con goles de Gustavo Bou y de Diego Milito. La Academia alcanzó la línea de los 12 puntos.
Un domingo de triunfo
Exactamente una semana después de la frustrante excursión a Florencio Varela, Racing sacó chapa de protagonista en su casa y regresó al triunfo para seguir dando batalla en todos los frentes. Con su dupla ofensiva titular de nuevo desde el arranque, con un gol de Gustavo Bou y con otro de Diego Milito, la Academia superó merecidamente a San Martín por 2 a 0 en la tarde de domingo y llegó a los 12 puntos en un Cilindro que ovacionó de principio a fin al campeón del fútbol argentino.

La contundencia es una virtud que vale oro y el equipo de Diego Cocca no dudó ni un instante en ponerla a de movida. Como durante buena parte del torneo pasado, no hicieron falta altos niveles de elaboración para encontrarse con la red. Una combinación de Gustavo Bou y de Diego Milito –la fórmula que mejor le sienta al campeón- fue el aviso inicial de que había hambre para lastimar. Y, en el mismo minuto, a los 7, llegó la acción que rompería el cero. Pablo Alvarado salió con categoría desde abajo –igual que Gastón Campi ante Colón, igual que Nicolás Sánchez frente a Defensa y Justicia- y rompió líneas para habilitar a Bou. El goleador tocó en corto con Marcos Acuña y fue en busca de la devolución. La descarga la llegó en el momento exacto y su eficacia fue demasiado para Luis Ardente, que no pudo impedir la avalancha de la tribuna.

El gol no modificó los planes de la visita, que siguió insistiendo con el pase corto como manera de arrimarse al arco contrario. De hecho, con Ramiro López como conductor, se acercó con cierto peligro. Sebastián Saja, a los 11, debió volar contra su palo derecho para desviar un remate desde afuera de Marcos Figueroa. Además, en una serie de rechazos poco ortodoxos, Leandro Grimi debió aparecer para tapar tres disparos desde el borde del área. Gracias al despliegue de Ezequiel Videla, Racing consiguió emparejar la posesión del balón y dejó sufrir por las bandas. La apuesta era lastimar de contragolpe y la paciencia, el mecanismo para no caer en tentaciones poco convenientes. A los 34, se produjo la chance: Washington Camacho fue derribado en tres cuartos de campo y Acuña tomó la responsabilidad del tiro. La pelota pegó en el poste izquierdo de Ardente y Milito, con ese olfato de goleador que nunca se pierde, asomó para poner el pecho y la rodilla y para estampar el segundo. Era una buena ventaja para irse al descanso.    

No varió la lógica del encuentro para la segunda etapa. El conjunto sanjuanino, obligado por el resultado, se adelantó en el terreno, aunque sin poder hallar los dispositivos correctos para incomodar a Saja. Bien parada, la defensa se encargó de repeler la mayoría de los avances sin grandes problemas. El resto de las líneas se juntó para no regalar espacios. Milito dejó el partido a los nueve minutos y Bou fue reemplazado a los 17. Cocca eligió preservarlos pensando en lo que viene. Carlos Núñez y Brian Fernández ingresaron entonces para tratar de liquidar la historia. El uruguayo dispuso enseguida de dos oportunidades claras pero no tuvo la pericia necesaria para convertir. Fernández también contó con la suya: un contragolpe veloz que acabó con un derechazo cruzado sin precisión.   

Para encarar el tramo final, Francisco Cerro ocupó el sitio de Santiago Nagüel. Además, Acuña se corrió a la derecha e Iván Pillud se retrasó para ubicarse como lateral. Mucho sacrificio y mucha marca mostró la Academia para resistir los embates de un adversario que no se dio nunca por vencido. Fernández, tras un lindo toque de Acuña, pudo haber resuelto definitivamente el duelo pero el arquero le ahogó el grito. Y otra definición desviada le impidió convertir el tercero. Todos corrieron –en especial, Videla- lo que hizo falta para garantizar la sonrisa y Racing se abrazó con ganas a un triunfo que le hacía falta para no perderle pisada a los de arriba. Sí, sí, está claro: el campeón se mantiene en carrera.

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