Fútbol Masculino

Racing, eliminado de pie y entre aplausos

Jueves 28 de Mayo de 2015
En un Cilindro repleto, la Academia no pudo quebrar a Guaraní, empató 0 a 0 y se despidió de la Copa Bridgestone Libertadores. El equipo de Diego Cocca jugó más de un tiempo con uno menos por la expulsión de Sebastián Saja. La gente les agradeció a los jugadores el esfuerzo.
Racing, eliminado de pie y entre aplausos
Un aplauso y otro aplauso y otro aplauso más. Diego Milito caminó desde el círculo central hasta la entrada del vestuario local envuelto en una ovación propia del que hace instantes acaba de ganar algo importante. Aunque Racing recién se había quedado afuera de la Copa Bridgestone Libertadores, el capitán recibió a título de todo el plantel el reconocimiento de los hinchas, que agradecieron que el equipo, pese a no haber podido vulnerar la resistencia de Guaraní, hubiera dejado hasta la última gota de sudor en la cancha. En el Cilindro, el resultado final fue 0 a 0 y la Academia, que hizo méritos para llegar a otro destino, vio escapar su ilusión continental en la noche de jueves.

Repleto de valentía salió a jugar el dueño de casa, conciente de la necesidad de asumir el protagonismo para quedarse arrimarse al objetivo. El mismo sistema táctico pero con los nombres parados bastante más adelante que en otras circunstancias. Como era de esperar, Luciano Aued fue el eje de la circulación, el responsable de mover la pelota de lado a lado para que aparecieran los espacios. Gustavo Bou y Diego Milito se movieron en el centro del ataque y Washington Camacho y Marcos Acuña avanzaron por las bandas. Fue agresivo e intenso el equipo local para intentar recuperar lo más cerca posible del arco contrario. Hubo también paciencia para evitar telarañas previsibles. La primera incursión de riesgo se dio a los 8 minutos, luego de un quite alto de Camacho: Milito quedó cara a cara con Alfredo Aguilar pero el arquero le achicó muy rápido. Era un buen síntoma.

Guaraní, cada vez que pudo, trató de ofrecerle destino seguro al balón pero, por lo general, la presión académica fue demasiado para un conjunto que se vio avasallado por el ímpetu celeste y blanco. Lejos de la zona de Sebastián Saja, la defensa se las arregló para controlar a Federico Santander, el faro ofensivo de los paraguayos. Más allá de algún susto esporádico, el desarrollo en el primer tiempo fue favorable a Racing, que impuso condiciones ante la obligación de encontrar el gol. Cuando los caminos se le cerraron, la Academia propuso variantes: desde afuera, Milito y Aued probaron con remates que pasaron muy cerca. El asedio se sostuvo y la sensación era que solamente faltaba acertar en el pase decisivo.

Sin embargo, el fútbol no siempre entiende de justicias y la ocasión más clara fue para la visita, justo cuando se acababa la primera mitad. En una jugada aislada, tras un error en la última línea, Sebastián Saja derribó a Marcelo Palau dentro de su área y el árbitro, además de sancionar penal, lo expulsó. Nelson Ibáñez entró por Acuña y en sus manos quedó la respuesta ante la angustia. Y sí: el arquero, héroe por un momento, voló contra su palo izquierdo, estirándose como si su brazo fuera infinito, y tapó el disparo de Julián Benítez. El Cilindro explotó en un grito. Era revivir, era seguir soñando.

Con diez jugadores, no mermó la actitud. Más bien, todo lo contrario. Corazón en mano, la Academia fue y fue desde el arranque de la segunda etapa. Milito, tras un desborde punzante de Bou, pudo haber convertido. El capitán erró de taco y no alcanzó a puntear en el rebote. No fue la única, ni por asomo. Brian Fernández reemplazó a Camacho y la ambición fue todavía mayor. El escurridizo delantero aceleró por izquierda ni bien ingresó y generó desequilibrio. Bou dispuso de dos ocasiones propicias pero, en ambas –una derecha y otra de zurda-, Aguilar respondió con reflejos. Asomaron también varios ataques con espacios que no tuvieron la mejor terminación. Pero el amor propio no aflojaba.

Claro que Guaraní encadenó algunos contragolpes de peligro. Y, en todos esos casos, la figura de Ibáñez apareció para salvar a los suyos. Racing no abandonó y apostó por la frescura de Fernández, quien pateó dos veces poniendo en apuros al arquero. Diego Cocca lanzó la última ficha: Oscar Romero pisó el césped por Aued para aportar claridad en la elaboración. La Academia soñó hasta la última bola y se brindó sin especulaciones. No le salió porque este juego tiene detalles que no se pueden controlar. Sin embargo, más allá de la tristeza, el orgullo del campeón se mantuvo de pie.

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