No acertar en los momentos adecuados complica. Y, a veces, complica mucho. Como en este caso, en el que Racing, cuando estuvo arriba en el marcador, no pudo liquidarlo y dejó pasar así la chance de sellar la victoria. Después, por esas cosas del fútbol, Quilmes encontró cómo golpear en los instantes precisos y se quedó con un triunfo que pone en leves aprietos las aspiraciones de la Academia de pensar en la punta del torneo. Fue por 2 a 1, en el partido correspondiente a la decimoctava fecha del campeonato, en el Estadio Centenario. Fue en una presentación sin mucho vuelo del campeón, que sabe que ahora deberá levantar cabeza cuanto antes para que el tren no se escape demasiado lejos.

Pese al pésimo estado del campo de juego, arrancó mejor la visita al hallar huecos para que sus delanteros desnivelaran en el mano a mano. El gol se dio así, luego de una buena corrida de Gustavo Bou por la derecha. Iban 11 minutos y, tras un flojo cierre defensivo, Diego Milito no pudo definir y, en el rebote, Washington Camacho estampó el primero de derecha. El desarrollo era bastante parejo, aunque el conjunto local, cada vez que podía, se instalaba en terreno contrario. Rodrigo Gómez, de tiro libre, empató transitoriamente a los 39. Racing, que no era superado, no conseguía convertir de contraataque y padecía la falta de contundencia. Bou dispuso de una oportunidad bárbara pero Walter Benítez le adivinó la intención de dejarlo en el camino.

Para el complemento, todo se mantuvo más o menos igual. El equipo de Facundo Sava se animó algo más y, a partir del buen criterio de Rodrigo Braña, le dio destino seguro a la pelota. Gómez aceleró a los nueve dentro del área y, en una jugada algo polémica, Federico Beligoy sancionó infracción de Sebastián Saja. Claudio Bieler, con algo de fortuna, anotó el segundo y dejó a los suyos arriba. Marcos Acuña ingresó por Francisco Cerro y Ricardo Noir hizo lo propio por Milito. La última variante fue, con la idea de arriesgar, la entrada de Mariano Pavone por Gastón Díaz.

La Academia fue como pudo pero no tuvo claridad. Hubo varios cabezazos de peligro y algunos centros cruzados que no cayeron en los pies de ningún compañero. A poco del final, un jugador local tocó el balón con la mano en su área pero el árbitro juzgó que no hubo intención y dejó seguir. El tiempo se esfumó y Racing se tragó la bronca por no haber podido ganar. A veces, cuando no se acierta, perder es algo que ocurre.