Con la cabeza y con el corazón en la Copa Bridgestone Libertadores, con la esperanza de volver al triunfo en el plano local, Racing visitó Parque Patricios por la decimotercera fecha del campeonato. Y, sin que le sobrara nada, la Academia venció por 1 a 0 a Huracán para lograr así su quinta sonrisa en el campeonato. Con este resultado, el equipo de Sava, que alcanzó la línea de los 20 puntos, retomó la senda ganadora justo antes de tener que viajar a Brasil a buscar la clasificación a los cuartos de final del certamen más valioso del continente.

Milito fue la gran referencia de una formación alternativa que, sin muchos partidos encima, intentó desde el arranque manejar con precisión la pelota para asumir así el protagonismo. Algunas dosis esporádicas de intensidad le dieron a la visita la oportunidad de incomodar a la defensa local. El dueño de casa respondió con la velocidad de sus hombres por afuera, que lograron desbordar con cierto peligro en más de una ocasión. Sin embargo, el conjunto de Sava daba la sensación de ser más punzante porque su capitán, tirado atrás para recibir a la espalda de los volantes centrales, mostraba la capacidad de inventar jugadas de la nada. Y uno de esos ataques, cuando el reloj marcaba 33 minutos, terminó en gol. Milito inició la acción, Pereyra habilitó a Roger y el colombiano, con un tiro bajo, puso arriba a la Academia. Hubo, antes del descanso, con mucho campo para recorrer, alguna otra posibilidad de riesgo que los de celeste y blanco no pudieron capitalizar. Cuando Huracán trató de responder, Yonathan Cabral emergió como una garantía para despejar lo que pasara cerca. 

No arrancó de la mejor manera el complemento porque Martínez vio la roja cuando casi nada había ocurrido. Con uno menos, Racing retrocedió y, de a poco, se fue recostando contra Nelson Ibáñez. Si bien tuvo dos chances nítidas de contragolpe –una de Milito y otra de Pereyra, siempre inquieto: en ambas el arquero respondió bárbaro-, la pelota y el campo le pertenecieron casi por completo al anfitrión, que insistió por un lado y por el otro sin mucha lucidez. Bareiro reemplazó a De Paul cuando promediaba la segunda mitad y la Academia le sumó sacrificio a su línea de mediocampistas. Para ganar algo más de despliegue adelante, Lautaro Martínez ocupó el lugar de Milito; y, para apostar por la altura, Campi sustituyó a Pereyra. Con el equipo entero en terreno propio, la Academia resistió y resistió los embates quemeros hasta quedarse con el triunfo.

Lo sufrió tanto como lo festejó. Con Atlético Mineiro en la mira, la Academia recuperó la sensación de ganar cuando más falta le hacía.