La Academia no escatimó recursos para buscar una victoria cumpleañera y puso juego y amor propio para dar vuelta un encuentro que se le complicó más de la cuenta. Arrancó en desventaja pero no se desanimó en ningún momento e insistió todo lo que había que insistir para imponerse por 2 a 1 en un Cilindro que se zambulló en la alegría. Ahora que Godoy Cruz quedó en el camino, Racing continuará soñando con prenderse en la pelea grande.

Si hubiera que explicarle a alguien qué significa dominar un partido, alcanzaría con mostrarle qué sucedió en la primera mitad: el equipo de Cocca fue amo y señor del desarrollo de principio a fin y acumuló méritos de sobra como para irse al descanso con ventaja. Números que avalan la hipótesis: 11 tiros al arco contra tres del rival; 20 pases bien dados contra 44 del adversario. Pero los argumentos futbolísticos no se tradujeron en goles. Rey tuvo bastante que ver con eso porque respondió bien cada vez que lo exigieron. Y, como si la actuación del capitán de la visita no bastara, a las mejores ocasiones de peligro del local les faltó puntería para terminar en la red.

Pero el fútbol es caprichoso. Y no siempre entiende de razones. Y Godoy Cruz convirtió a los siete del complemento, en la primera ocasión de riesgo que generó en la noche. Correa, la principal referencia ofensiva, aprovechó un descuido y marcó luego de capturar un rebote en el área chica. El gol le agregó un obstáculo extra a la presentación de Racing, que debió combatir no sólo contra sus límites para resolver en los metros finales sino también contra la ansiedad. Cocca buscó alternativas y Cuadra reemplazó a Mansilla sin que eso modificara el orden táctico. Cerro ingresó por Martínez (salió con una molestia) y la fórmula se sostuvo. Con Aued como bandera, la presión alta asomó como una constante y la paciencia para elaborar funcionó como otro sello distintivo de la propuesta.

Cuando Bou estrelló un tiro libre en el poste, dio la sensación de que la fortuna se había ido a pasear con otro. Pero no. Por suerte, no. La tenacidad tuvo premio y, a los 38, a la salida de un córner, el Pulpito puso la cabeza para empatar. Cerro pudo haber hecho el segundo pero Rey le ahogó el grito. Henríquez se fue expulsado y la embestida celeste y blanca mantuvo la intensidad. Beligoy adicionó cuatro minutos y Racing no abandonó. Y le llegó a Bou. Y Bou gambeteó y empujó en una misma maniobra para que la pelota le quedara para la zurda. Y definió con potencia y con corazón. Y fue gol. Y fue fiesta. Y fue feliz cumpleaños. Y fue, una vez más, la Academia.

FOTOS: Paola Lara/ Juan Carlos Baldovino.