Cuando Racing encadena pase y forja su control a través de la posesión, se establece la intuición de que sacará ventaja y de que puede conseguir lo que se propone. Así sucedió en Santiago del Estero, ante Central Córdoba, al que le ganó 3-1 en la 12ª fecha de la Zona B de la Copa de la Liga y dio el primero de los tres pasos indispensables: ahora le quedan dos más que también debe superar para aspirar a la clasificación a los cuartos de final.

A poco de transcurrido el primer cuarto de hora ya había existido el preaviso del zurdazo de Facundo Mura en el travesaño. Poco después, una asistencia de orfebre a cargo de Agustín Almendra dejó a Adrián Martínez con campo libre y pelota al pie: toque sobre el achique del arquero y definición con arco vacío. Ese primer tiempo no sirvió para la saciedad, porque el equipo, siempre con el balón, acumuló más situaciones como para establecer sentencia. A Central Córdoba le costaba acercarse a Gabriel Arias porque Racing recobraba con rapidez y llevaba el juego a terreno ajeno. De hecho, el único remate de riesgo por parte del local terminó en gol, rectificado con acierto por el VAR porque el disparo de Montoya se había desviado en el brazo derecho de Miloc. 

El buen nivel, sin sobresaltos, se mantuvo durante la primera mitad del segundo período, en el que el equipo de Gustavo Costas aumentó la diferencia con la cadencia como distinción: recuperación limpia de Almendra justo en el medio, apertura a Juanfer Quintero, prolongación en Maximiliano Salas por izquierda, pase a Mura lanzado en velocidad por el carril interno y asistencia a Martínez, que convirtió de primera. Una maravilla en toda la secuencia...

Cuando el pronóstico estimaba el 3-0 (de hecho, lo tuvo Martínez, a pase de Juan Nardoni), el local descontó con el recurso que sería un martirio durante 15 minutos, hasta pasada la media hora: proyección de Torrén, centro áreo y cabezazo (fueron dos) al gol. El dominio se diluyó, las dudas sobraron, los cambios en el parado se repitieron y en ese lapso menor en comparación con los momentos de supremacía de Racing, los santiagueños parecieron dueños de todo. Una volea de Monzón tapada por Arias y otro centro de Torrén que Molina envió al travesaño con su cabeza, fueron episodios de zozobra máxima... Hasta que Racing restableció el mando, con Leonel Miranda como eje, se amigó con la pelota y anuló las excursiones de Torrén con Agustín Urzi y Baltasar Rodríguez. Con la bocha en los pies, se reanudó la fluidez, que decantó en el 3-1 con recobre de Lolo y pase-gol a Maravilla para un toquecito sutil.

Racing camina rumbo a sus propósitos. Esto sigue...