El segundo paso, después del primero, también está cumplido. Después de la indispensable victoria en Santiago del Estero, el mismo carácter se extendía al partido siguiente -este ante Lanús- y se prolongará hasta la fecha final de la fase de grupos de la Copa de Liga, ante. Racing está haciendo su parte, la de obtener los últimos nueve puntos, a la espera de que resultados ajenos terminen de sellar el acceso a los cuartos de final. El eslabón del medio de la cadena ya quedó engarzado…

Racing juega al fútbol y se defiende con la pelota. Entonces, cuando la circulación fluye, marca diferencia y establece dominio ante rivales calificados, como Lanús. La ventaja prematura, conexión entre el centro de Facundo Mura y el cabezazo que fue golpe con la espalda de Adrián Martínez, no alteró los planes se marcar dominio a través de la posesión. Eso se prlongó hasta más allá de los 20 minutos. Pasada la mitad de la primera parte, el visitante emparejó y llegó hasta las proximidades de Arias porque el primer pase de Peña Briafore encontraba a Moreno a espaldas de los volantes. Un par de remates y una intervención clave de García Basso (impidió, con un cruce en la línea, el empate de Bou) fueron indicios de mayor paridad, más allá de que Racing reforzaba la impresión de control cuando en un par de toques ganaba espacio y hacía la transición en velocidad.

Los primeros minutos de la segunda parte tendieron a la confusión: Racing en el bloque bajo, en un retroceso pronunciado y acumulando esfuerzos detrás del balón. No se extendió demasiado… La obra estupenda de Santiago Solari (enganche con derecha y zurdazo al ángulo superior izquierdo luego de una asistencia de lujo a cargo de Juanfer Quintero) puso más que el 2-0: frustró el ensayo de reacción de Lanús y afirmó la sólida construcción de Racing, sin fisuras en un Cilindro que se había transformado en terreno árido.

Racing regó buen juego. Así pueden germinar los mejores planes.