Incómodo. Así se sintió Racing en el primer tiempo y habrá que atribuirle mérito a los movimientos colectivos de Gimnasia, que con una zona media poblada (Soldano retrocedió repetidamente para descargar y llegar) y con despliegue permanente, llevó a Racing a tomar opciones ajenas a su repertorio habitual. Sin demoras puesto en ventaja (a los 8 minutos Tarragona se hizo un espacio entre Jonatan Galván y Facundo Mura para convertir con un derechazo cruzado), Gimnasia se plantó en un escenario prematuramente ideal.

Así, antes que ejercer la presión alta, el local prefirió encimar a los receptores que Racing buscaba en la mitad del campo para encadenar pases. Entonces, la formación de Fernando Gago, cuando ocasionalmente lograba la tenencia (Gimnasia logró, también con su esfuerzo multiplicado, repartir la posesión e imponerse en las divididas), se veía forzado al lanzamiento largo. Y eso no funcionó porque la defensa local ganó en los duelos físicos. Los últimos 10 minutos de la etapa parecieron traer una leve recuperación con el ingreso de Matías Rojas debió a la lesión de Edwin Cardona en el tobillo derecho. De hecho un pase exacto de Mati a Facundo Mura terminó con un remate detenido por Durso en la única ocasión favorable elaborada por Racing en los primeros 45 minutos. Abajo en el resultado, la expulsión de Gabriel Rojas por doble amarilla insinuaba un panorama más arduo.

Y de esa manera se presentó la reanudación, porque una hora después del 1-0, la chapa pasó a 2-0, con un cabezazo de Morales luego de una pelota parada. Racing ensayó un cambio adaptado al contexto: con Reniero y luego con Guerrero, buscó la pelota alta y larga, ya fuese para el pivoteo de Romero o para el impacto directo. Le funcionó a los 21 minutos, con una bola peinada por Maxi y asistida de taco por Reniero para el derechazo de Gómez (reemplazante de Oroz). Con ese recurso Racing entró en partido cuando esa posibilidad parecía descartada. Y pudo haberlo empatado si el penal concedido en primera instancia, en un cruce de Morales a Romero, no se sometía a la revisión del VAR, que por cierto arrojó un veredicto justo: no había existido la infracción. En el palo a palo, con el equipo parado casi en su totalidad en campo de Gimnasia, una contra que otra vez reunió a Tarragona con Soldano acabó en el 3-1.

El golpe fue inesperado, pero no hay tiempo ni espacio para los lamentos…

Foto: Paola Lara.