Charles Edmund Horman Lazar fue un periodista estadounidense que llegó a Chile a 1972 para trabajar como escritor. El 17 de septiembre de 1973, seis días después de que el golpe de Estado comandado por Augusto Pinochet derrocara al gobierno constitucional de Salvador Allende, fue secuestrado de su casa, trasladado al Estadio Nacional y asesinado por las fuerzas militares a metros del campo de juego. En ese mismo lugar jugará Racing el martes desde las 21.30 ante la Universidad de Chile por la segunda fecha de la Copa Libertadores.

“Es una sensación rara caminar por las instalaciones de la cancha. Quizás sea por la historia que uno conoce, quizás sea porque hay marcas que no se borran. Pero la verdad es que el ambiente es muy especial”, cuentan quienes anduvieron con calma y entre silencios por la inmensidad de cemento planificada por el austríaco  Karl Brunner e inaugurada en 1938. Allí se disputaron varios partidos del Mundial 1962 –incluida la final en la que Brasil le ganó a Checoslovaquia por 3 a 1-, se jugaron varias finales de la Copa Libertadores y también el duelo decisivo de la Copa América 2015.

En 1987, Juan Pablo II visitó el país trasandino luego de su mediación por la controversia entre Argentina y Chile por el Canal Beagle y se reunió con miles de jóvenes en el Estadio Nacional. Inmerso en un complejo multidisciplinario de 62 hectáreas llamado Parque de la Ciudadanía, con capacidad para 49.000 espectadores, cambió su nombre en 2008 luego de la muerte de Julio Martínez Prádanos, un famoso periodista deportivo que obtuvo en 1995 el Premio Nacional de Periodismo. Fue remodelado a partir de 2009 a partir de un proyecto impulsado por la ex presidenta Michelle Bachelet y finalizado por el actual mandatario Sebastián Piñera.

Hacer historia celeste y blanca en un sitio que carga con el peso de la historia latinoamericana más tremenda. La Academia tiene sueños grandes y no quiere dejar pasar la oportunidad de estampar su sello en tierras chilenas.