Jugar cuando hay que jugar, pelear cuando hay que pelear, sufrir cuando hay que sufrir. Racing supo atravesar distintos momentos en la noche del lunes y, con la dosis justa de jerarquía y de oficio, venció a Unión por 1 a 0 en el Cilindro para volver a quedar como el único líder de la Superliga. Ni le fue fácil ni pudo construir su versión más vistosa pero igual se las arregló para superar a un rival difícil y ratificar que mantiene su ilusión intacta.

La telaraña con la que se encontró el equipo de Eduardo Coudet fue tal que, durante los primeros 45 minutos, sólo hubo tres tiros contra el arco de Nereo Fernández. La visita cedió la pelota y el campo pero apretó en cada rincón del terreno y empardó las piezas alrededor del círculo central para evitar que el toque corto de los locales se le volviera un problema. Marcelo Díaz funcionó otra vez como eje pero lo marcaron de cerca. A los otros volantes les costó recibir con ventaja y, salvo en acciones esporádicas, la profundidad brilló por su ausencia. La mejor oportunidad sucedió luego de un pase largo de Lucas Orban que Lisandro López captó a la espalda de los centrales. El arquero desvió con lo justo una definición que tenía destino de red. Sin que Matías Zaracho y Pol Fernández intervinieran de forma lúcida, poco más ocurrió hasta el descanso. 

Con la paciencia como gran alidada, la Academia no se desesperó, se aferró a su libreto de tenencia prolija e insistió por un lado y por el otro. En busca de explosión en los metros finales, Maximiliano Cuadra reemplazó a Zaracho y, antes de que pudieran verse los frutos del cambio, se rompió el cero. Eugenio Mena recuperó alto cuando el reloj indicaba 12 y lanzó un centro con rosca bárbaro. Augusto Solari, puesto como centrodelantero, cabeceó contra el ángulo inferior izquierdo de un arquero que la vio entrar resignado. Con la calma encima, Gustavo Bou pisó el campo por Cristaldo a la espera de que algún contragolpe le quedara de frente para correr. Hubo alguna pero al pase decisivo le faltó precisión. Al igual que ante Lanús, Alejandro Donatti entró por el capitán para armar una línea de tres defensores y Díaz, el más inteligente para leer las circunstancias, fue el abanderado de la presión.

Con el aliento de su gente, con el corazón en la mano, con los sueños de puntero, Racing resistió la embestida, soportó la angustia del descuento y dejó nuevamente en claro que disfruta de mirar a todos desde lo más alto del campeonato.

Crédito fotográfico: Fotobaires.