Por acá y por allá, por todos los rincones del club y por cada rincón donde vuela una camiseta celeste y blanca, las tres palabras suenan y suenan como si no hubiera otra combinación de sonidos posible: ¡feliz cumpleaños, Licha!

Lisandro López, figura, ídolo, capitán, símbolo y referente de un Racing que se acostumbró a que sus glorias lo empujen hacia el cielo, está cumpliendo 37 años y su alegría es la alegría de toda la Academia. Nacido el 2 de marzo de 1983 en Rafael Obligado, provincia de Buenos Aires, llegó a Racing luego de que Miguel Micó, el coordiandor de juveniles de ese momento, lo viera brillar con la pelota en los pies. Debutó en Primera División el 14 de junio de 2003 y rápidamente se transformó en una persona muy querida por la hinchada. Goleador del Torneo Apertura 2004 con 12 tantos, consiguió lo que nadie había podido conseguir con esta casaca desde que Wálter Machado da Silva se erigió como el máximo artillero del Torneo Metropolitano 1969. 

Pasó por el Porto, donde obtuvo siete títulos oficiales, y por el Olympique de Lyon, donde alzó una Copa de Francia y una Supercopa de Francia. Antes de regresar a Avellaneda en el arranque de 2015, jugó también en Al-Gharafa de Qatar y en Internacional de Porto Alegre. Volvió a Racing con la ilusión de ser campeón y lo consiguió el 31 de marzo de 2019 luego del empate 1 a 1 con Tigre en Victoria. No se conformó con eso y fue campeón además del Trofeo de Campeones el 14 de diciembre de ese mismo año. Cumplió su objetivo y llenó de felicidad al pueblo académico.

Con un legado imborrable, las generaciones que vendrán recibirán las historias legendarias de alguien que supo hacer historia en el club. Mientras juegue, sólo habrá que disfrutarlo. Y, claro, saludarlo una vez más por su cumpleaños.