Nunca. Nunca, pero nunca, se dio por vencido. Ni siquiera cuando en el primer cuarto perdía por 15 puntos y las cosas no le salían. Ni siquiera cuando Facundo Vallejos, la figura de Boca, hacía estragos en la pintura y poblaba de nubes el panorama. Ni siquiera cuando los intentos ofensivos se estrellaban ante una asombrosa falta de puntería. Ni siquiera cuando la noche del miércoles avanzaba y el resultado se mantenía en la más pura adversidad. Y como nunca, pero nunca, se dio por vencido, Racing, con más agallas que juego, con más audacia que funcionamiento colectivo, se llevó de La Bombonerita eso que tanto fue a buscar, eso por lo que tanto soñó: el pasaje a la final del Torneo Prefederal. 

Fue un partido –como se dice habitualmente en los diarios- no apto para cardíacos que terminó con un agónico triunfo de la Academia por 75 a 74. Estuvo lejos el equipo de Germán Intonio de parecerse al de las mejores presentaciones. De entrada, estuvieron Maximiliano Bertolino, Gonzalo Castaño, Gonzalo Alvarez, Matías Fioretti y Julián Aprea. Más tarde, en cuanto los locales sacaron ventaja, ingresaron Nicolás González, Matías Núñez, Leonardo Fabiano. El primer cuarto terminó 27 a 12 para el dueño de casa. No encontraba Racing la manera de frenar el talento de un oponente lúcido y sufría con la rotación ofensiva del anfitrión. Los cambios no daban en la tecla y los de Avellaneda caían en la impotencia. Al descanso, Boca se imponía  43 a 30 y daba la sensación de encaminarse hacia la victoria.

La recuperación llegó de a poco, con tenacidad, en el tercer cuarto. Castaño, el máximo anotador de la visita con 25 tantos, comenzó a lastimar con las penetraciones y Aprea acertó bastante aprovechando su altura. Se metió a pelear entonces la Academia al llegar 53 a 51 abajo al último tramo de la cita. Y ahí fue todo vibrante. Y ahí fue todo tensión. Dos triples fantásticos de Fabiano le dieron el empate transitorio a los de celeste y blanco. Boca sacó mínima diferencia desde la línea de libres y quedó 72 a 71 arriba a falta de 30 segundos. Pero Racing fue y fue y consiguió lo suyo gracias a una falta antideportiva que lo tuvo como protagonista a Castaño. La última embestida xeneize, con el reloj apretando, fue defendida con uñas y con dientes para que la sonrisa no se escapara. 

Y ahí sí, ahí sí señores. Después de haber estado todo el tiempo corriendo desde atrás, luego de meses de sudor en continuado, la Academia saltó y bailó y cantó y ratificó su ilusión de ir por todo. Y ahora, Ramos Mejía. Y ahora, la cancha de Vélez, el domingo a las 20. Y ahora, la posibilidad de ser campeón.

Fotos: Paola Lara.