Sí que es muy importante haber ganado dos partidos seguidos de visitante. Pero también sabemos que no podemos confundir el objetivo que nos planteamos al principio de la temporada: somos uno de los equipos del pelotón del medio y tenemos que plantear cada compromiso al máximo para poder competir en buen nivel. Siempre vamos a ir por más pero será fundamental no equivocar el camino por haber vencido en tres juegos consecutivos. El grupo está creciendo y la meta será poder plasmar contra Ramos Mejía y ante River, que serán rivales muy complicados, todo el esfuerzo que venimos haciendo.

Salimos a jugar seguros de que debíamos mantener un tono de agresividad alto para pensar en un triunfo. Fue parejo el primer tiempo, aunque la expulsión de Gonzalo Álvarez nos cambió el sentido de la noche. Siempre es difícil reemplazar sobre la marcha a un jugador. Julián Aguirre, que no venía jugando por una lesión, tuvo que sacar la cara y estar más minutos en la cancha. Los demás también estuvieron obligados a brindarse para compensar su ausencia. Me parece que el equipo supo amortiguar el golpe y salir adelante.

No hicimos una gran tarea defensiva en la primera mitad. Ellos metieron seis triples, que es una de sus armas principales a la hora de atacar, y además consiguieron tiros accesibles. Creo que en la segunda parte hubo más fricción y ahí pudimos lograr una ventaja que nos dio un colchón de puntos a la espera de la reacción lógica de Lanús. En el cierre, supimos mantener la calma y ni siquiera en el peor momento abandonamos la línea. Envueltos en una buena racha, los jugadores estuvieron siempre convencidos de que podían ganar. Y esa fue la clave para que no se nos escapara la victoria.