Los detalles son mucho más que detalles porque a menudo explican los partidos. Cuando enfrente está un candidato de la División Metropolitana, que es una zona pareja y dura, los pequeños detalles son los que determinan quién gana y quién pierde. Todos los equipos nos equivocamos en todos los partidos pero la clave está en la calidad de los errores. Ante rivales como Ramos Mejía, hay ciertas fallas que no se pueden cometer: los errores inocentes, que derivan en conversiones fáciles, empujan a la derrota. 

No me gustó cómo comenzamos. En el primer tiempo, recibimos 37 puntos. Si bien no es tanto, lo preocupante es que no nos anotaron de contragolpe y que solamente convirtieron tres triples. Eso significa que no estuvimos finos defensivamente para evitar que encontraran tiros cómodos. Ellos cuentan con dos o tres jugadores de jerarquía que, cuando nadie encontraba ventajas, se las ingeniaron para marcar. Esa fue una de las causas de la diferencia en el resultado. 

Sí estoy orgulloso de la pelea que dimos hasta el final. Eso hizo que nos fuéramos con la frente en alto. En lo que respecta a los números, la historia fue bastante pareja: ganamos los rebotes pero nos faltó efectividad en los libres. Además, debemos mejorar en las pérdidas. Entiendo que algunas de nuestras actuaciones podrían haber sido mejores. Los jugadores también lo saben.

Ahora hay que trabajar. Se perdió solamente un partido y eso no mancha la campaña. Ya se lo dije al plantel y lo repito acá: estamos haciendo un muy buen torneo. Lo próximo será visitar a River, que está invicto de local y en la punta. No debemos menospreciarlo porque ya demostramos que, cuando luchamos, podemos estar a la altura de cualquiera.