Efemérides

Ídolos académicos: Pedro Ochoa, un fenómeno de la hinchada

Martes 06 de Septiembre de 2016
Genio de la gambeta, admirado por Carlos Gardel, su talento lo transformó en una de las piezas claves del multicampeón del amateurismo. Estuvo en el club entre 1917 y 1931 y dejó un sello indeleble. A 69 años de su muerte, va el merecido reconocimiento. 
Ídolos académicos: Pedro Ochoa, un fenómeno de la hinchada
Primera verdad que está clara: la historia no empezó ayer. Segunda verdad indiscutible: la historia merece ser contada. Tercera verdad irrefutable: es fundamental conocer la historia para saber quién es uno y hacia dónde va uno. Racing, con 113 años de vida, con un pasado repleto de gloria, tuvo a lo largo de tantos años símbolos que forjaron la identidad del club, que desataron el amor de multitudes y que le entregaron la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso, como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. 

Todos hablaban de él: los hinchas, porque disfrutaban con su gambeta endiablada; y los rivales, porque no sabían cómo hacer para sacarle la pelota. Dueño de un talento infernal, Pedro Ochoa se sacaba adversarios de encima con la misma facilidad con la que tiraba paredes con el compañero más cercano. Siempre, por supuesto, con la pelota pegada a su botín derecho. Nacido el 22 de febrero de 1900, este entreala derecho brilló en el club entre 1917 y 1931. Durante esos años, se cansó de conseguir títulos con la camiseta celeste y blanca (1917, 1918, 1919, 1921 y 1925) y fue una pieza insustituible en el equipo que logró el primer heptacampeonato en la historia del fútbol argentino.

El Rey de la Gambeta, como se lo conocía en aquel entonces, debutó en Primera a los 16 años y, más allá de que le costó adaptarse, terminó ganándose un sitio en el once inicial que era reconocido en el plano local y en el internacional por su gran nivel. En el amateurismo, pese a no ser goleador, convirtió 91 tantos; y, en el profesionalismo, alcanzó a disputar 5 encuentros y a marcar 2 conquistas. Estratega creativo, referente del clásico estilo criollo, integró la Selección en varias oportunidades y fue parte del plantel que conquistó la Copa América de 1927. Su socio principal en todo ese período fue, sin lugar a dudas, Natalio Perinetti, con quien se entendió a la perfección por la banda derecha.
  
Entre todas las particulares que giran en torno a este mito popular, quizás la más importante sea el aprecio que Carlos Gardel le tenía. “Ser como Ochoíta, el crack de la afición”, escribió el símbolo máximo del tango en “Patadura”, una de sus obras más famosas. Aunque no queden registros fílmicos de sus actuaciones, no resulta difícil imaginarse lo bien que jugaba este señor que se peinaba con gomina hacia atrás y que se adueñó de la casaca número ocho. Por algo, el Zorzal Criollo, habiendo tantos futbolistas en la época, lo eligió para expresar su admiración. 

Un día como hoy, pero en 1947, Ochoa pasó a la eternidad en la ciudad bonaerense de Tandil. Racing, convencido de defender la memoria, lo recuerda con los honores que se merece.