La ambición era sacarse de encima la espina de no haber ganado fuera de Avellaneda pero la deuda no pudo ser saldada en Mataderos porque la contundencia de otros tiempos no se hizo presente en el cruce de la décima fecha. Aunque produjo posibilidades en calidad y en cantidad, Racing no dio en la tecla y debió conformarse con una igualdad que no le permitió acortar distancias con la cima del torneo. Fue empate 0 a 0 ante Chicago en el Estadio República de Mataderos para llegar a los 17 puntos.

Gustavo Bou y Diego Milito combinaron de entrada por adentro como para dejar en claro que podían ser tranquilamente las claves del equipo de Diego Cocca en la tarde de domingo. Mano a mano contra los centrales, los dos delanteros desequilibraron cuando el reloj indicaba apenas cuatro minutos y obligaron a Alejandro Sánchez a cortar un centro que tenía destino de red. Comenzó mejor entonces la visita, que se plantó en el terreno sin tanta prolijidad en la tenencia del balón pero con la decisión de utilizar el ancho de la cancha para lastimar. La velocidad de los volantes externos era vital para cumplir esa función. Pera esa no fue la única variante de Racing para generar peligro: a los siete, Iván Pillud lanzó un córner desde la izquierda, Nicolás Sánchez ganó de cabeza y la pelota se estrelló en el travesaño. Nadie alcanzó a empujar para destrabar el cero.

El conjunto local hizo lo suyo y no se achicó. Con un mediocampo muy poblado, apostó por producir superioridad numérica en la zona del círculo central para tener espacio para jugar. Marcos Galarza fue una buena carta por derecha y Pablo Ruiz asomó como el armador del ataque. Un cabezazo de Rodrigo Espìndola a la salida de un tiro de esquina fue la respuesta del dueño de casa. Pero las mejores posibilidades las tuvo la Academia. Milito, en dos acciones detenidas –una a los 11 y otra a los 30-, dispuso de la oportunidad para abrir el marcador. Al capitán le faltó precisión. Bou, su socio, contó con tres ocasiones bárbaras para convertir: no acertó el arco en ninguna y las chances se dilapidaron. Chicago, con sus armas a cuestas, emparejó de a ratos el encuentro y preocupó levemente a un sólido Sebastián Saja. Pero, más allá de las buenas intenciones, el descanso llegó con el resultado en cero.

Racing quería ganarlo y Cocca no dudó en lo más mínimo. A poco de arrancar el complemento, Brian Fernández reemplazó a Facundo Castillón y la visita quedó parada con tres puntas. Pillud se adelantó hasta la mitad del campo y la defensa se reacomodó con tres piezas. Además, Marcos Acuña ingresó en lugar de Washington Camacho. La creación de circunstancias de riesgo no se detuvo. Fernández remató cruzado, bien cerca del palo derecho de Sánchez; y Bou probó desde lejos y la pelota salió por encima del travesaño. Había huecos de sobra para un ida y vuelta incesante y la Academia esperaba ser efectiva en ese escenario. El partido estaba abierto y la precisión en los metros finales era el tesoro que los dos equipos querían descubrir para apropiarse del triunfo.

Era un contexto de suspenso, hubo una jugada que detuvo el aliento del estadio. A los 23, Cerro lanzó para el pique de Fernández, que encaró directo al arco. Su definición fue defectuosa pero el rebote lo tomó Bou. El goleador disparó de derecha y el arquero respondió nuevamente. Ningún defensor local llegó a rechazar y la pelota cayó en el corazón del área chica, justo donde estaba Fernández, quien le dio con su pie más hábil pero sin dirección. El gol seguía sin asomar en Mataderos. Racing fue por más y Oscar Romero sustituyó a Videla para aportar claridad. El paraguayo le puso un pase profundo a Milito pero el 22 se topó con las manos de Sánchez. Con el cansancio encima por una dinámica agotadora y por el trajín de la agenda reciente,  el campeón no encontró la solución al compromiso y debió conformarse con un punto que no le llenó el alma.