Por algo le siguen diciendo la Academia. Por esa clase, por esa jerarquía, por esa impronta para hacer en la cancha lo que ningún otro equipo podía hacer. Todo comenzó en la segunda década del siglo XX pero fue tal la magnitud de lo visto por propios y extraños que el apodo quedó instalado por los tiempos de los tiempos. Y, en esa hazaña extendida a lo largo de varias temporadas, 1919 resultó un punto crucial que marcaría un antes y un después en la historia del fútbol argentino: la consagración como primer y único heptcampeón en estas tierras. 

Los años se encadenan hasta sonar como una canción pegadiza: 1913, 1914, 1915, 1916, 1917, 1918 y 1919. La campaña de 1919 fue especialmente impresionante porque Racing ganó los 13 partidos que disputó. ¿Los más resonantes? Un 5 a 3 a Sportivo Barracas, un 4 a 0 a Platense, un 4 a 1 a San Isidro, un 5 a 0 a Atlanta y un 10 a 0 a Estudiantes. En total, Racing convirtió 43 goles -un promedio de 3,3 por duelo- y recibió nada más 10. La diferencia con Vélez, el escolta, fue de 6 puntos; y la distancia con Defensores de Belgrano, el tercero, fue de 10 unidades. La coronación llegó luego de vencer a Tigre por 2 a 1 con dos tantos de Alberto Marcovecchio, que terminó como el máximo artillero del certamen con 27 conquistas. 

¿Quiénes conformaron ese plantel? Marcos Croce, Carlos Franch, Armando Reyes, Roberto Castagnola, Gervasio Rama, Ricardo Pepe, Francisco Olazar, Enrique Machiavello, Natalio Perinetti, Alberto Ohaco, Pedro Ochoa, Albérico Zabaleta, Marcovecchio, Juan Hospital, Juan Perinetti, Roberto Gianolini, Guillermo Presta, Alfredo Presta, Salvador Presta, Pedro Loncan, Nicolás Vivaldo, Antonio Virgilio, Pedro Sala, Juan Carlos Lalarutte, Clemente Comaschi, Lorenzo Bustince, Américo Masetti y Carlos Perinetti. Además, este grupo de futbolistas obtuvo la Copa Aldao al derrotar a Peñarol por 2 a 1. Racing alcanzó con esos logros de 1919 los 19 títulos oficiales en sus primeros 16 años de vida: siete campeonatos locales, nueve copas nacionales y tres trofeos internacionales..

¿Qué son 100 años entonces? La posibilidad de no olvidarse de cómo llegamos hasta acá, la chance de enaltecer el recuerdo de quienes nos hicieron grande y la oportunidad de ratificar que el pasado, lejos de ser una suma de acontecimientos perdidos allá lejos, es la guía hacia lo que viene.