Efemérides

Perfumo, nuestro legendario Mariscal

Miércoles 10 de Marzo de 2021
Hoy se cumple el quinto aniversario de la partida física de una de las grandes leyendas de la historia futbolística del club. Surgido del riñón académico, ganó todo lo que se podía ganar con la casaca albiceleste y su jerarquía lo puso a la altura de los más grandes de la historia en su puesto. Jugó en Racing entre 1964 y 1971 y se alzó con los títulos del campeonato local -1966-, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental -ambas en 1967-. De pie Academia. Recordamos una vez más con orgullo a Roberto Perfumo.  
Perfumo, nuestro legendario Mariscal
La afirmación resulta tan obvia como ineludible cuando se hace referencia hacia un pasado como el nuestro: Racing Club cuenta en su haber con 117 años de vida de una riquísima historia repleta de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocer la historia para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. Ayer, hoy y siempre.

Las leyendas no mienten. Y este caso no es la excepción. Habrá que creer entonces, nomás. Sobre todo, quienes no lo vieron en vivo y en directo, quienes lo adoran por los relatos de abuelas y de abuelos, de padres y de madres, de tíos y de tías. El mito sostiene que sus compañeros se iban al ataque y que él solito era capaz de detener a un ejército de delanteros. Narran las crónicas de la época que su presencia en el área propia era suficiente para atemorizar a los jugadores más desequilibrantes. Recuerdan los futboleros de antaño que Roberto Perfumo, nacido el 3 de octubre de 1942 en la localidad de Sarandí, surgido en Pulqui, un equipo de su barrio, era un defensor excepcional que ofrecía garantías absolutas para que los demás fueran al frente todas las veces que fuera necesario. Aseguran los que saben que fue uno de los mejores de la historia en su puesto. Por suerte, brilló en Racing durante muchos años.

Llegó al Cilindro en 1960 pero recién debutó en Primera en 1964. El Mariscal, como se lo apodó por sus características dentro de la cancha, permaneció en Avellaneda hasta 1971 y, en total, disputó 232 partidos y convirtió 17 goles. A lo largo de ese período, fue, cosa obvia por sus grandes rendimientos, símbolo indiscutido en su puesto. Conoció la gloria máxima vistiendo la camiseta celeste y blanca: en 1966, conquistó el torneo local; en 1967, ganó la Copa Libertadores ante Nacional de Montevideo -jugando los 20 encuentros del certamen-; y, también en 1967, levantó la Copa Intercontinental en el Estadio Centenario. Juan José Pizzuti, su técnico en ese momento, lo describió alguna vez como alguien “ligero, fuerte y buen sacador con las dos piernas”.

De Racing se fue al exterior para seguir su carrera en Cruzeiro. En 1975, regresó al país para exponer su categoría en River. En la última etapa de su desarrollo como profesional, se destacó también por la precisión a la hora de ejecutar penales y tiros libres. Por supuesto, debido a sus actuaciones impecables, formó parte de la Selección y participó de los mundiales de Inglaterra 1966 y de Alemania 1974. Podría haber competido en 1970 pero el conjunto nacional no se clasificó. Ya retirado, regresó a Racing como técnico en 1991 y recibió aplausos cada vez que pisó el Cilindro como periodista. Tanto lo quisieron en todos los clubes en los que estuvo que, junto a Juan Pablo Sorín, fue homenajeado en el estadio de River en el marco de un cruce copero.

Falleció el 10 de marzo de 2016 y por su partida el club sufrió una profunda tristeza. Fue el mismo sentimiento que invadió sin dudas a innumerables hinchas diseminados por todos los rincones del país y del mundo cuando se enteraron de la noticia. “Cada tanto vuelvo a jugar a la esquina”, había explicado una vez ya como jugador de jerarquía internacional para destacar sin tapujos el hecho de que más allá del lugar en el que le tocara estar, nunca se olvidaba de sus orígenes y regresaba de vez en cuando a los potreros de Avellaneda. Y aunque hoy se cumplan cinco años de su fallecimiento este precepto sigue más vigente que nunca: el Mariscal nunca se fue. Su memoria está viva y su recuerdo mantendrá siempre la eterna vigencia que se le atribuye a las leyendas. En Racing Club, en Argentina y en el mundo entero.