Efemérides

Muchas gracias toda la vida

Martes 27 de Diciembre de 2022
Una y otra vez vuelve el recuerdo de aquella jornada que se transformó en toda una leyenda. El 27 de diciembre de 2001, Racing Club terminó con más de tres décadas sin poder consagrarse a nivel local y volvió a ser el mejor equipo del fútbol argentino. Bajo la conducción inigualable de Reinaldo Carlos Merlo junto a un plantel que hizo historia, Racing empató en un gol ante Vélez como visitante, se quedó con el Torneo Apertura y desató un festejo que se extendió no sólo desde Liniers a Avellaneda, sino a cada rincón del país y del mundo entero. Emoción eterna.
Muchas gracias toda la vida

La afirmación resulta tan obvia como ineludible cuando se hace referencia hacia un pasado como el nuestro: Racing Club cuenta en su haber con 119 años de vida de una riquísima historia repleta de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocer la historia para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. Ayer, hoy y siempre.

Ocho minutos del segundo tiempo. Gabriel Loeschbor, solo y en posición adelantada, se estiró para ser más largo que flaco, conectó el centro parido por el pie zurdo de Gerardo Bedoya y le dio vida a un viaje hacia la gloria que Racing estaba esperando desde hacía rato. Era 27 de diciembre de 2001 y, en el contexto de una crisis social, económica y política del país, la Academia se encaminaba a empatar 1 a 1 con Vélez en el Estadio José Amalfitani para quebrar una racha de 35 años sin títulos en el plano local. Así, el Torneo Apertura quedaba en manos del aguerrido y valiente equipo construido por Reinaldo Carlos Merlo. 

La campaña fue sólida de principio a fin y el conjunto de Mostaza acumuló argumentos suficientes como para merecer la consagración: de los 19 encuentros disputados, ganó 12, empató 6 y perdió tan solo uno. Convirtió en total 34 goles y le marcaron 17. River quedó segundo a punto de distancia. La agónica igualdad ante Independiente, por la segunda fecha, figura como uno de los momentos claves. También resultaron vitales las victorias en Rosario, en Córdoba, en Santa Fe y en La Plata. La goleada por 4 a 1 a San Lorenzo fue, sin lugar a dudas, un duelo bisagra para sostenerse en la pelea.

Si de clásicos se habla, la caída ante Boca en la Bombonera fue el único tropezón de Racing en el certamen. Sin embargo, no alcanzó para tumbar a un grupo convencido del objetivo. Distinto fue el cruce ante River, el 2 de diciembre, en un Cilindro repleto: a poco del cierre, un tremendo zurdazo de Bedoya permitió llegar al empate y dar un paso determinante hacia la meta. Francisco Maciel, Martín Vitali y Diego Milito estuvieron presentes en todos los compromisos. Maximiliano Estévez fue el principal artillero con 7 conquistas.

El resto del plantel lo conformaron Gustavo Campagnuolo, Loeschbor, Claudio Úbeda, Gustavo Barros Schelotto, Adrián Bastía, Alexander Viveros, Rafael Maceratesi, José Chatruc, Carlos Arano, Leonardo Torres, Bedoya, Javier Lux, Luis Rueda, Gastón Pezutti, Gustavo Arce, Diego Loscri, Néstor Ruiz y Cristian Ríos. Merlo, que había llegado a la institución en el arranque de 2001, fue el artífice intelectual de la hazaña.

Pasaron más de dos décadas, es cierto; 21 años para mayores precisiones. Y a pesar de que ese tiempo simbolice el paso de toda una vida, aún es posible cerrar los ojos y así ver todo tan claro, que pareciera que aquella jornada inolvidable hubiera acontecido hace sólo algunas horas nomás. Todavía se siente la emoción por el festejo en el Obelisco. Todavía se palpita el desahogo por la celebración en Avellaneda. Todavía se recuerda ese grito guardado por tanto tiempo que estalló aquella tarde en Liniers. La memoria blanca y celeste no olvida los grandes momentos que forjaron su historia y esta no es la excepción a esa regla. De hecho, por más de un motivo quizás se trate del instante más significativo a nivel deportivo y afectivo -en especial- de los últimos 50 años. Esa tarde no fue una más en el Estadio José Amalfitani, ni en el Cilindro, ni en la Argentina, ni en ningún lugar del mundo en el cual flameara una bandera blanca y celeste o se revoleara de júbilo por los aires una casaca académica. Racing pudo lograr el resultado necesario para quedarse con el Torneo Apertura e inmortalizar dentro de la historia tanto a todo ese valiente y aguerrido equipo como a su conductor, "Mostaza" Merlo, que desde aquel día también se ganó un lugar de gloria eterna junto a los colores del club. Es por eso que en este día y en cada día en el que se rememore de cualquier forma aquella gesta histórica para nuestros corazones, la institución mantiene -y mantendrá- vigente tanto el aprecio como el recuerdo eterno para con sus campeones. Gracias eternas, señores. Muchas gracias por salir campeones. Una vez más y para siempre. Para toda la vida.