Racing aprovechó sus mejores momentos, producto de circulación paciente hasta dar con el espacio para la definición, para sacar ventaja. El primer gol, justamente, tuvo el hilván que el equipo es capaz de hacer, con el centro de Baltasar Rodríguez, el cabezazo de Maximiliano Romero, el rebote puesto en juego por Jonatan Gómez y el zurdazo cruzado de Gabriel Hauche.

Pero también hubo desacoples en el retroceso -Vélez apostó al espacio-, endeblez en la defensa área y también para sostener el resultado, ya que el 1-1 llegó cuatro minutos después del festejo. De todos modos, el penal convertido por Gonzalo Piovi por la falta de Jara a Nicolás Oroz acomodó las cosas que no se torcieron porque el VAR, con exactitud, anuló la decisión que Rey Hilefer había tomado para conceder penal a Vélez por mano de Gómez (hubo, en la maniobra, falta previa de Florentín a Piovi).

En la segunda parte hubo aguante porque Vélez apostó a la segunda pelota y a jugar por aire sin posibilidad de desequilibrar en los duelos mano a mano, un par de intervenciones clave de Matías Tagliamonte y, también, la chance de generar ocasiones porque Racing no resignó presencia ofensiva y pudo encadenar secuencias con Hauche como eje.

El triunfo no sólo prolongó la serie invicta, con dos victorias y dos empates: también confirmó que Racing tiene con qué recuperar músculo y entendimiento.

Foto: Paola Lara.