"Es fútbol... puede pasar", es una sentencia repetida que resume un resultado insólito, ajeno al desarrollo de los 90 minutos. Así se dio en el Cilindro, en el que Racing dominó a Godoy Cruz, le generó repetidas situaciones para convertir, controló los mayores aspectos del encuentro, pero debió irse con derrota 2-0. En apenas cuatro minutos, entre los 14 y 18 del segundo tiempo, Badaloni acertó dos veces -de las tres ocasiones que los mendocinos pudieron forzar- en balones por aire (el primero de cabeza y el segundo, con una definición de anticipo) para sellar el desenlace e impedir que Racing llegara a la punta de la Zona B de la Copa de la  Liga.

El perfil definido de este equipo apareció sin demora en el inicio. Porque Racing fue ancho, le puso velocidad a las transiciones (hacia ambos arcos) y a eso le agregó fluidez para la pelota estuviera cerca del arco de Godoy Cruz antes que el del propio.

Eso sucedió aunque los mendocinos, si bien tomaron precauciones en su zona, no se abroquelaron en el bloque bajo. Racing, con la presión alta y el ritmo sostenido, contró el desarrollo y debió haber sacado diferencias porque fue profundo y obligó a Petroli con un remate de Juanfer, cara a cara, con un derechazo de Zuculini que dio en el travesaño y pases exactos que fueron cortados casi antes de la definición. Godoy Cruz, de hecho, tuvo una ocasión generada por Racing: un pase de Zucu quedó corto y derivó en un ataque Conechny definió con arriba, con roce en el travesaño.

En los primeros siete minutos del segundo capítulo, Racing podría haber resuelto el partido, con plena objetividad: Petroli le ganó un mano a mano a Solari por izquierda, luego Almendra remató al arco cuando Martínez era opción de descarga para empujarla al gol, después Petroli fue otra vez oposición ante un disparo de Quintero que se metía abajo y, por último, un centro rasante de Rojas pasó sin que Martínez pudiera definir.

En un instante se produjo la ráfaga mendocina, imprevista y si vínculo con todo lo anterior. Ya se sabe... es fútbol, un ámbito que admite lo insólito.

Foto: Paola Lara.