Vidas Racinguistas

El placer de explicar lo inexplicable

Miércoles 16 de Octubre de 2019
Escritor, abogado y periodista, pero por sobre todas las cosas racinguista. Matías Bauso nos invita a conocer su visión teñida de sentires y anécdotas sobre el mundo académico en "Racing. Una pasión explicable", su último trabajo en el que analiza a Racing tanto desde la razón como desde el corazón.
El placer de explicar lo inexplicable
Sabe de lo que habla y sabe de lo que escribe. Con casi medio siglo en sus espaldas y un bagaje destacado por su formación profesional, Matías Bauso se dedica en la actualidad a lo que ha hecho durante la mayor parte de su vida: investigar y contar de distintas maneras aquello que según su criterio merece ser contado. Abogado de carrera, pero escritor y periodista de profesión, posee una vasta trayectoria que incluye ensayos diversos, investigaciones históricas, guiones de cine y obras de teatro, así como publicaciones destacadas en portales web y trabajos que han sido publicados por algunas de las editoriales más grandes del país en la actualidad. Pero Bauso (en la foto de portada sostiene en andas a su hijo, durante los festejos por la conquista de la última Superliga) también es un hombre que sabe de lo que siente. Por su familia, por sus amigos, por sus actividades y en especial, por Racing. Fue así que luego de años y años de recopilar tanto en la mente como en el corazón momentos, pensamientos y relatos, Bauso pudo por fin pudo volcarlos en el papel (figurado) para intentar a su manera que sea posible entender aquello que la mayoría del pueblo académico afirma que no se puede entender: el amor por la Academia. De esta paradoja en blanco y en celeste trata "Racing. Una pasión explicable" (editado en formato digital por Indie Libros y que puede conseguirse en Bajalibros.com ), el primer libro (no el único) de la colección futbolera "Quiero verte otra vez", que el autor dirige además de participar en ella con su trabajo.

-¿Qué resumen podés hacer sobre "Racing, un sentimiento explicable"?

-Es mi biografía como hincha de Racing. En realidad es parte de mi historia de hincha. Tiene algunos elementos universales como la alegría, la desazón ante la derrota, el deslumbramiento de la primera vez que se entra a una cancha, y, naturalmente, la relación entre padres e hijos. Y, en ese caso, yo me pongo en el medio, como el eslabón que conecta. Porque soy hijo y porque soy padre, y mi hijo está comenzando su historia como hincha. Cuando digo universales me refiero no sólo a que en varias de esas vivencias y sentimientos se pueden identificar hinchas de Racing de cualquier edad, sino fanáticos de cualquier equipo. Mis recuerdos van desde Roque Avallay hasta Licha López. Pasando por la primera derrota que me hizo llorar, el descenso, la Supercopa, la Revista Racing, los tres campeonatos de este siglo y muchas otras cosas.

-¿Qué te motivo a escribir este trabajo?

-
Siempre quise escribir sobre Racing. Es uno de mis temas. Es algo natural. Me interesaba expresar algunas ideas que durante mucho tiempo sentí, que éramos pocos los hinchas de la Academia que las enarbolábamos y que ahora cada vez más las sostienen. En los años negros, esos en los que las tristezas deportivas eran más que las alegrías, nos hicimos hinchas de la hinchada y eso nos hacía más daño. Ahora somos un club más serio desde todo punto de vista. Un club sensato y eso trae también resultados deportivos. Lo que se resume en ese lema, en esa frase Racing Positivo, es un cambio cultural que se dio desde la llegada de Blanco y de Milito al club. Milito nos enseñó a ganar, nos mostró que era posible. El germen de todo eso, posiblemente, esté en la voluntad y en la esperanza descomunal de aquellos fundadores del Predio Tita, gente especial que vio más allá y luchó en consecuencia.

-¿Qué significado encierra esta obra para vos, tanto desde el costado personal como desde el profesional?

-Es una satisfacción muy grande. Es medio inefable. Es difícil expresar cabalmente lo que se siente. Racing es algo muy especial para mí y para mi familia. Es muy posiblemente lo más íntimo que alguna vez escriba. Más allá de opiniones contundentes y teorías disparatadas ya que como digo en el trabajo, con el fútbol de por medio todos somos terraplanistas, hay aspectos de mi vida y sentimientos que desnudo como no lo haría en ningún otro ámbito. Y ese poder que tiene el fútbol es quizás su mayor valor. Desde el punto de vista profesional es un logro en una actividad que me interesa mucho, que es la de editor. Este es un libro digital. Por ahora no existe en formato físico. Se descarga de Bajalibros.com. Es una colección de la que yo soy el editor y en la que escritores, poetas, periodistas y artistas cuentan su historia como hinchas de sus propios equipos. Los cinco primeros títulos tratan sobre los cinco grandes. Y desde lo profesional hay otro logro. Me di el gusto de escribir sobre Rubén Paz, Diego Milito y Licha López: es la primera vez que incursiono en la literatura erótica.

-¿El resultado final cumplió con tus expectativas?

-Es difícil responder eso, es una respuesta que deben dar los lectores. El resultado final siempre está un poco alejado de lo que uno imagina al empezar. En algunos aspectos es mejor y en otros peor. Pero la mayor expectativa era poder contar este historia de amor. Porque ¿qué otra cosa es la historia de un hincha con su equipo?. Es una historia de amor incondicional, algo irracional y muchas veces no correspondido. 

-¿Cómo es tu relación con Racing desde el lado del hincha? ¿Cómo vivís ese sentimiento en la actualidad y junto a quienes lo compartís?

-Racing es parte de mi vida. Una parte importante. Y también para toda mi familia. Mi esposa es de Racing pero no es de esas personas (hombres o mujeres) que se hacen hinchas porque su pareja los convierte. Ella y su familia siempre fueron de la Academia. Antes de conocernos teníamos abono de platea en el mismo sector del Cilindro. Nos separaban apenas diez metros. Durante décadas fui a la cancha con mi papá y mi hermano. Ahora voy con mi cuñado, mi hijo Valentín, Vero y mi hija Juli. Es un programa familiar. Que las dos familias sean de Racing nos permite aplazar cumpleaños y eventos sociales cuando juega la Academia. Si juega Racing, todo el mundo lo sabe, se para el mundo. Mi papá murió el año pasado, apenas empezaba esta Superliga que ganamos. La noche del partido contra Tigre, en el momento en que nos consagramos campeones, un sentimiento dual me invadió. Convivían en mí con la misma intensidad una alegría inconmensurable y un dolor lacerante: ese día me di cuenta como nunca antes que ya no abrazaría a mi papá. 

-Poniéndote en el papel de hincha ¿Por qué leerías Racing, un sentimiento explicable?

- Invito a los lectores a que se animen, porque es un libro cortito que permite que acompañándome a mí en este viaje por mis más de cuatro décadas de hincha, ellos reconstruyan el suyo propio. Es una travesía por una pasión. Se van a reír, a llorar, van a estar de acuerdo y van a discrepar.

-¿Cuál fue la recepción a nivel general de este trabajo hasta el momento?

-Hasta ahora las devoluciones fueron muy gratificantes y, en especial, porque el texto permitió que cada lector iniciara su propio viaje por el pasado y el presente de Racing, al igual que su relación con quienes comparten esa pasión.

-¿Tenés alguna anécdota de cancha que te haya inspirado a escribir algún capítulo o referencia puntual del libro?

-Hay un montón de anécdotas. Las de las costumbres perdidas de ir a la cancha en los setenta y los ochenta. Era otro mundo, otros hábitos. Pero me quedo con una en especial que habla del poder de las cábalas. Nosotros todos los martes comprábamos, apenas llegaba al kiosco, la Revista Racing. En el 2001, uno de esos martes, alrededor de la cuarta o quinta fecha, descubrí que por segundo martes consecutivo compartía el ascensor al volver a mi casa con el hijo de la señora del tercer piso, un cura que iba a cenar con su madre una vez por semana. Como veníamos ganando y punteros, de ahí en adelante, cada martes me quedaba dando vueltas con la Revista Racing de Pacho Vera en la mano esperando que llegara el religioso y así poder compartir ascensor. Yo también hice mi aporte al título del 2001.

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