Vidas Racinguistas

El sueño de la piba

Lunes 13 de Marzo de 2023
Marina Fernández, meteoróloga y divulgadora científica que desde casi una década desarrolla su trabajo en TN, fue la Voz del Estadio en conmemoración por el Día Internacional de la Mujer. La iniciativa, desarrollada por el club y MACFut, le permitió cumplir un deseo que llevaba desde niña, cuando empezó a compatir la pasión por Racing con su papá. 
El sueño de la piba
En conmemoración del reciente 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Racing Club adhirió a la iniciativa de MACFut (Mujeres Asociadas a Clubes de Fútbol Argentino, que el club integra a través de Académicas), por la Voz del Estadio tuvo participación femenina bajo el lema #LasMujeresNosHacemosOír.  

La acción, desarrollada por Racing junto a la Liga Profesional de Fútbol, la Asociación de Fútbol Argentino y Red Solidaria, apuntó reivindicar los derechos y la igualdad para todas las mujeres, invitando a todos y a todas a reflexionar acerca del rol que tiene la mujer en nuestra cultura. De tal manera, en el partido ante Sarmiento, la función recayó en Marina Fernández, meteoróloga, divulgadora científica (desde casi una década desarrolla su tarea en el canal TN) y, especialmente, "hincha y fanática de Racing Club de Avellaneda", como ella se presenta.

Marina tiene mucho más para contar. Desde su emoción al ingresar al Cilindro y poder pisar al césped al agradecimiento por la designación que le permitió "25 años después de mi primera entrada al mágico Cilindro de Avellaneda", cumplir un sueño. Ella lo cuenta en primera persona...  

"Nací en Remedios de Escalada, no muy lejos de Avellaneda, donde encontré con los años mi lugar en el mundo dentro del mágico Cilindro. Hija de Angela Anastasi y Francisco Fernández. Mi papá (único responsable de la locura que vivimos juntos por estos colores) nació en España y llegó a la Argentina a los 5 años junto a mis abuelos y tíos, allá, por 1955". 

"Fue entonces cuando mi viejo se reveló, y cual oveja negra de la familia no siguió la herencia futbolística de mi abuelo paterno, dejó que su corazón lo guiara y pegó un volantazo, adoptó para siempre el blanco y celeste como su identidad, descubrió que su esencia era 100% académica y lo reconfirmaba de niño, cada vez que se escapaba desde Lomas de Zamora hasta Avellaneda con un vecino amigo de la familia como cómplice, todo para ver a su Racing querido. Mi papá nació durante el tricampeonato del 1949-51, y de chico/adolescente disfrutó las glorias del 1958, 61, 66, y de tocar el cielo con las manos en una época dorada, con el Equipo de José en el 1967. A sus 17 años vio a Racing consagrarse como el primer campeón argentino del Mundo, y casualmente a mis 17 años, pude sentir por primera la locura de vivir el Racing Campeón 2001".

"Mis recuerdos con Racing se remontan a mi primera niñez. Los domingos mi papá dedicaba parte del día a hacer arreglos, pintar la casa, lavar el auto, etc., pero siempre con la oreja pegada a la transmisión radial del partido de Racing. Como niña de 4 años, curiosa y queriendo participar de esas actividades para compartir tiempo con él, no entendía nada de nada de lo que pasaba en esa radio, y obvio, lo bombardeaba a preguntas que muchas veces no respondía porque estaba ultra concentrado con el partido". 

"Al ver que semana tras semana mi interés por entender lo que pasaba en la radio seguía y crecía, se tomaba unos minutos para explicarme las reglas del juego y conceptos básicos como el tiro libre y el penal, mientras mirábamos el resumen de Fútbol de Primera para que lo entendiera más fácil. Luego, me contaba que 'Racing esto…, que Racing aquello…', pero jamás me insistió ni intentó influir para que me sumara como hincha de su cuadro. Y justamente así, sin insistencia , mandato u obligación, descubrí que por mis venas corría sangre blanca y celeste, y que cada vez que alguien me preguntaba '¿de qué cuadro sos?' mi respuesta era muy clara: 'DE RACING SOY'”. 

"Con los años descubrí que aquellos partidos entresemana, que se notaba que eran particularmente importantes y más estresantes (tal es así que hasta mi mamá también se sumaba a alentar), correspondían a la Supercopa 1988. En los 90, había pedido varias veces que me llevaran a la cancha, la quería conocer, y quería que después de tantos años mi papá regresara. Pero, por temor a las barras/hinchadas visitantes la respuesta de mis papás era siempre 'no', seguido de un 'vas a ir cuando seas más grande'”. 

"Hasta que finalmente, entrada en la adolescencia, pude vivir mi primera experiencia, mi primer partido viendo a Racing Club en el Cilindro. Recuerdo que sacamos las entradas para Racing-Newell’s (Apertura 1998), ubicación platea E (todavía conservo los tickets). Llegamos temprano, pero no recuerdo si lo suficiente como para poder ver algo de la Reserva. Subí las escaleras con una ansiedad tremenda, siempre eligiendo el lado derecho (creando una primera cábala como local, tal vez); llegué al último escalón, di unos pasos hacia adelante de la mano de mi viejo (recuerdo su rostro, no paraba de sonreír), levanté la vista hacia el frente y woow… el impacto fue total. Quedé maravillada, ese sonido ambiente inigualable de la gente cantando y alentando a La Academia no se parecía a nada que hubiese escuchado antes, con miles de familias enteras vestidas de celeste blanco, un césped enorme y todo bajo el brillante cielo celeste que combinaba a la perfección (cierro los ojos y llego a revivir el momento)... fue amor a primera vista. Esa primera experiencia fue coronada con un triunfo (2-1) con goles de Michelini y Delgado y algunas atajadas geniales de Sessa".

"Fueron pasando los años y post 2001 comencé a prestar mucha atención a la Voz del Estadio, y me imaginaba lo fascinante que podría llegar a ser estar desde la cabina y transmitir esa emoción y felicidad a todos los hinchas, una voz que nos hacía sentir más que bienvenidos. Recuerdo que para un Día de la Mujer (hace ya varios años) la Voz fue por primera vez femenina, y también para un Día Del Niño eran chiquitos fanáticos los que nos daban la bienvenida. En ese momento me ilusioné, mi sueño de poder hacer eso mismo cobró fuerza, deseaba algún día estar en esa cabina, recibiendo a los hinchas más apasionados del mundo entero, y compartir juntos los 90 minutos más emocionantes de mi historia con Racing y junto a mi viejo". 
 
"Hoy, 25 años después de mi primera entrada al mágico Cilindro de Avellaneda, una vez más lloré de la emoción en este lugar. Y es porque la vida me demuestra que siempre hay que soñar en grande, trabajar mucho para cumplir las metas, y agradecer las oportunidades únicas. Esta vez sólo vine a ver el partido con mi papá, sino que tuve el enorme orgullo de ser la VOZ FEMENINA DEL ESTADIO, gracias a la iniciativa de MACFUT y a Racing Club. La herencia de estos colores es lo más lindo que compartí y comparto con mi papá, y hoy es un día extremadamente especial en nuestras vidas como racinguistas, y como padre e hija". 

"¡AGUANTE RACING, SIEMPRE!"

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