Vidas Racinguistas

Setsumei dekinai kimochi (un sentimiento inexplicable)

Jueves 31 de Octubre de 2019
Estudiante universitario, trabajador de medio tiempo, joven y apasionado por Racing. Un currículum común y corriente para un argentino promedio, quizás, pero que pasa a transformarse de manera absoluta al conocer que la persona en cuestión viajó casi 30 horas desde Japón para estar presente en el Cilindro y ver al equipo por primera vez en su vida. Con ustedes, Ryota Saito.
No sabe bien adonde está, pero entiende del lugar en el que está parado. Todo es nuevo para él. Se le nota en la mirada. Y mientras gira en el lugar como un trompo humano de un metro y ochenta centímetros de alto para apreciar toda la imagen a su alrededor, resulta imposible no pensar en algo obvio: "¿Qué hace acá esta persona, parada adentro del estadio en la previa del partido?". La respuesta es la misma que motiva a toda la gente que llenará el Cilindro antes de que suene el pitazo inicial del juego ante Banfield: Racing Club. Pero la presencia de este peculiar personaje tiene una explicación que, aunque resulte paradójico, se basa en algo difícil de explicar. Ryota Saito ha viajado casi 30 horas en avión desde Japón para estar presente en el Estadio Presidente Perón. Sí, de Tokio a Avellaneda. Sí, un sentimiento inexplicable.

"Me hice fan de Racing hace tiempo y más allá de la diferencia horaria, sigo los resultados y la información", comenta el nipón, para luego destacar el motivo que lo llevó a apasionarse por la Academia, más allá de la distancia. "El equipo que sigo en Japón es el Kawasaki Frontale, último bicampeón, pero soy un gran seguidor del fútbol europeo y del sudamericano. Y cuando investigué sobre los grandes del fútbol argentino y ví que la camiseta de Racing tenía colores que coincidían con los de mi club, sentí que ese también debía ser mi equipo", afirma con seriedad más allá de una simpática e inalterable sonrisa que no se borrará de su cara durante ningún momento de la entrevista. Y no es para menos. Está en el lugar en el que sentía que quería estar. 

Pero no solo la esencia basada en nuestros colores fue lo que hizo a Ryota sentir algo especial por Racing. Como todo amante del fútbol, la pelota tuvo un lugar preponderante en su decisión y en especial quienes la manejan. Y en este caso el capitán académico también tiene parte de responsabilidad. "Descubrí a Lisandro López en la época en que jugaba en el Lyon francés. Yo miraba esa liga por televisión y me dí cuenta de que era un gran goleador. Empecé a ver al equipo solo porque el jugaba ahí", comenta el japonés antes de preguntar detalles sobre la actualidad en el plantel del actual ídolo racinguista. Más tarde también se encargará de comentar al respecto que además de Licha, el primer jugador que le generó admiración fue el ghanés Kevin Prince-Boateng, a quién comenzó a seguir cuando éste jugaba en el Milan y a quien finalmente pudo conocer cuando jugaba para el equipo español de Unión Deportiva Las Palmas.

Más allá de su idioma natal, junto al inglés que también maneja con gran destreza (y que regirá los destinos de la entrevista), resulta llamativa la facilidad con la que el oriundo de Kioto, una ciudad situada a 400 kilómetros al sur de Tokio, se maneja en español e hilvana palabras y frases que se entienden de manera más que correcta para alguien nacido en el otro lado del planeta y sin ningún lazo formal que lo una a nuestro país. Y en este caso también hay una explicación relacionada con el fútbol. "Desde que conocí a Racing tuve en claro que quería conocer Sudamérica y en especial, Argentina. Entonces, desde hace un tiempo empecé a estudiar por mi cuenta el idioma español con distintos tutoriales". Y mal no le está yendo a Saito. Sin ningún tipo de problemas el pibe de 23 años se trasladó desde Ezeiza hasta un hotel ubicado en el centro porteño, para más tarde tomarse un colectivo que lo dejó en el centro de Avellaneda. Y cerca del Cilindro, se mezcló sin ningún tipo de problemas entre la multitud académica para caminar primero por la calle Alsina y luego desembocar en el Pasaje Corbatta, en donde compró su entrada para ver a Racing y luego se quedó hablando con unos hinchas cordobeses, antes de encontrarse con el sitio oficial del club.  

En medio de sueños universitarios que lo tienen en un receso estudiantil, mientras termina su carrera de negocios en Tokio y de su trabajo de medio tiempo en un local de comidas en la ciudad de Kawasaki, pegada a la capital del país, el oriental se imagina una vida que lo mantenga unido a esta tierra y a la Academia. "Cuando me reciba en la universidad me gustaría trabajar y vivir en Sudamérica. Y pienso que podría hacerlo en este país. Es por eso que más allá de arrancar mi viaje acá en Avellaneda, pienso conocer Buenos Aires y también Mendoza, porque me gusta mucho el vino argentino", confiesa sonriente para luego mencionar que también andará por Montevideo, San Pablo y Asunción, pero que su travesía de casi un mes de duración terminará donde comenzó: en la Argentina.

Ryota sigue girando en círculos, con su cuerpo como eje mientras el Cilindro rueda como una calesita a su alrededor. Inexplicable, como su sentimiento por Racing. Pero él tiene de nuevo una razón para dar, a pesar de que parezca en apariencia que no la hay. "En Japón los estadios como el del Frontale u otros equipos son con forma rectángular. Nunca había estado en uno que tuviera esta forma circular", avisa. Y ante la explicación de porque el Cilindro se llama justamente de ese modo, el joven asiático agradece la salvedad con una nueva sonrisa y una reverencia, que deja a las claras que más allá de las diferencias culturales, el hecho de adquirir un nuevo conocimiento en la vida siempre resulta un motivo más que grato como para agradecerlo de alguna manera.

"Para mí es un honor y al mismo tiempo una gran alegría el poder estar acá y disfrutar de este momento en el estadio. Hoy puedo decir que me he transformado en hincha de Racing y que obviamente volveré", cierra Saito antes de acomodarse en la platea para ver a la Academia en acción. ¿Inexplicable? No tanto, en realidad. La pasión es así. En Argentina, en Japón o en cualquier otra parte del mundo en la que los colores de Racing brillen. Sea en el este o el oeste, en el norte o en el sur.

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