Archivo Histórico

Aquel anexo de Bernal

Viernes 03 de Enero de 2020
La Memoria y Balance de 1936 cuenta una historia poco sabida: la del predio que Racing le compró al Club Bernal para ampliar su radio de influencia en la zona sur del conurbano. Enrique Smoglie fue el primer secretario de la subcomisión.
Aquel anexo de Bernal
La página 48 de la Memoria y Balance General de 1936 devela una porción de la historia de la Academia poco conocida: la del anexo de Bernal. Bajo la presidencia de Ernesto Malbec, quien también fue la máxima autoridad de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) a mediados de los treinta, Racing tomó una decisión a tono con la óptica de construir una institución con mucha actividad social y acordó con el Club Bernal la adquisición del edificio ubicado en la calle Zapiola 127. “Teniendo en cuenta las simpatías que cuenta nuestra Institución en el Partido de Quilmes y pueblos de sus alrededores, incluso Bernal, donde a pesar de contar con una población mayor a 30.000 habitantes no existe institución deportiva o social con arraigo, creemos fundadamente que nuestro Anexo, ha de llenar ese vacío, agregando una buena obra más de nuestro Racing Club en pro de la Cultura Física”, se lee en el texto que está en el Archivo Histórico a disposición de quienes quieran consultarlo.

Según los documentos oficiales, en el acuerdo no hubo dinero de por medio. El Club Bernal aceptó ceder sus derechos sobre el local a cambio de que Racing se hiciera cargo del activo y del pasivo de la institución que iba a terminar extinguiéndose. La toma de posesión fue comandada por la subcomisión designada para dirigir los destinos de la nueva área –integrada completamente por socios radicados en la zona-. Enrique Smoglie quedó al frente como secretario. Lo acompañaron otros 10 varones: René Moggia, Alberto Salvatti, Héctor Pini, Aldo Mascheroni, Manuel Tizón, Enrique Dodero, Santiago Fazio, Reinaldo Lotta, Francisco Chichisola y Julio Malgor. 

Apunta la Memoria y Balance que, además, se firmó un contrato de locación por cuatro años con el dueño de la finca con la intención de que quedara explícita la posibilidad de una opción de compra. Aunque se anunciaba el inicio de las obras de refacciones, se aclaraba que la cancha de pelota, principal atracción de la sede, estaba a disposición de los asociados que practicaban ese deporte. La promesa era construir una cancha de tenis y una de “basket-ball” para ampliar todavía más la influencia de la Academia en ese rincón del conurbano bonaerense.

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