No se tenía mucha fe. Pero probó. Total no perdía nada. Un intento y a otra cosa. Y le salió. Y no lo podía creer. Y, por un momento, creyó que era una joda. Pero no. Era de verdad. Era él el que había ganado. Era él el que se iba a San Pablo. Era él el que había tenido la suerte de quedarse con un lugar para integrar la delegación del Departamento del Hincha que viajaría a ver a Racing al Arena Corinthians. Y entonces armó la valija. Y entonces se fue hasta Ezeiza. Y entonces saludó y entonces sonrió y entonces se puso su camiseta y entonces guardó la garganta para cantar por Racing. Y así, con la emoción a flor de piel, con la ilusión cargada en la espalda, arrancó el sueño de Carlos Piñero.

“Es mi primer viaje al exterior y tengo una emoción tremenda. Seguí mucho al equipo por todo el país pero nunca había tenido esta posibilidad. Está todo muy bien armado y sólo hay que preocuparse por disfrutar”, contó, con la celeste y blanca tatuada en la piel, en el lobby del Normandie Design Hotel. Impecable en todos los sentidos, la expedición tuvo nuevamente una calidad de organización digna de las mejores agencias de turismo. Para explicar los detalles están Pablo Delpiero y Javier De Soza, los responsables del Departamento del Hincha: “Vivimos con casi 40 hinchas y a la cancha trasladamos a más de 400. Estamos satisfechos porque pudimos resolver una vez más los entendibles escollos que implica mover semejante cantidad de gente. Además, nos seguimos ganando la confianza de todos para lo que viene”.

Carlos demoró poco en transformarse en uno más del grupo. Cenó con toda la comitiva en un restaurant del centro de San Pablo y relató varias de sus hazañas como fanático de la Academia. Por supuesto, evaluó diversas posibilidades futbolísticas de cara al partido que se desvanecieron en cuanto la pelota empezó a rodar. Como cualquiera, se emocionó con el empate y se animó a soñar pensando en la revancha en el Cilindro. “Nunca me voy a olvidar de esto que me tocó vivir. Soy un privilegiado y me voy a guardar estos recuerdos para el resto de mi vida”, sentenció una vez que el resultado estuvo sentenciado.

En el crecimiento del Departamento del Hincha no hay ninguna casualidad. Lo puede certificar cualquiera que haya alentado a Racing con ellos. Lo puede certificar a partir de ahora Carlos, que sigue sonriendo porque tiene el sueño cumplido.