Un arquerazo que nació el 6 de septiembre de 1921 y que se inició futbolísticamente en River, club en el que jugó muy poco. Pasó por Tigre y luego recaló en Lanús donde sí pudo mostrar sus verdaderas condiciones atajando en más de 165 ocasiones. Los dirigentes académicos apostaron por él y no se equivocaron. Debutó en La Academia el 18 de abril de 1948 en una rutilante y contundente victoria frente a Boca por 4 a 1. Y la historia indica que Antonio Rodríguez llegó en el momento justo para codearse con la gloria.
Racing se estaba armando para intentar obtener un título que venía negándosele desde 1925. Y la espera se compensó por triplicado: La Academia obtuvo los campeonatos nacionales de 1949, 1950 y 1951, siempre con Rodríguez en el arco, con su solvencia, sus voladas espectaculares y su infaltable visera. El arquero disputó en el club 107 encuentros y sus actuaciones le valieron el reconocimiento y el cariño de todos los hinchas racinguistas.
Inmediatamente después de la obtención del tricampeonato, Rodríguez decidió que era el momento ideal para retirarse de la práctica activa del fútbol con toda la gloria. Se dedicó a la política y fue elegido intendente de Vicente López en representación del peronismo. Gobernó la localidad bonaerense hasta el golpe de estado de 1955 y que hoy se conoce como Revolución Libertadora.
Finalmente, una anécdota que se transformó en leyenda. Para el partido desempate contra Banfield en el torneo de 1951, Rodríguez acusó una lesión para no enfrentarse al deseo de Eva Perón, quien anhelaba la victoria del “Taladro”. Su lugar fue ocupado por Grisetti. Racing venció por 1 a 0 con el recordado gol de Boyé y obtuvo el tercer título en forma consecutiva.
Antonio Oscar Rodríguez falleció el 30 de marzo de 1991 a los 69 años de edad.