Su historia
Rudo, a sus anchas en el cuerpo a cuerpo para desestabilizar a los delanteros rivales, era el defensor a evitar por los contrarios. El riverplatense Carlos Peucelle quedó con su nariz achatada luego de un fuerte encontronazo con el “Ruso” o “Llamarada” (debido al tono rojizo de su cabellera). Luego de la partida de Paternóster y Della Torre, se afianzó en la defensa hasta transformarse en un referente ineludible. En los once años que estuvo en Racing, le quedaron dos deudas pendientes: no pudo lograr ningún título y tampoco pudo convertir goles. No obstante es uno de los grandes defensores históricos racinguistas, habiendo disputado 155 partidos en el profesionalismo y alrededor de 200 contabilizando la era amateur.